INDONESIA (III), BALI Y GILI
A pesar de estar muy pegada al extremo oriental de Java, Bali es una isla con identidad propia que nada tiene que ver con su vecina ni con el resto de las islas de Indonesia. Para empezar, así como en Indonesia domina de manera absoluta la religión islamista, 85 % de la población, Bali tiene un 95% de población hinduista. Esto es así porque históricamente las invasiones musulmanas que avanzaban desde el oeste se asentaron en las dos grandes islas de Sumatra y Java, desplazando a la población hinduista hacia el este. El islamismo continuó avanzando hacia otras islas de Indonesia, pero no a Bali. Parece ser, además, que es un hinduismo “sui géneris” por las influencias históricas de los reinos budistas de Java y de las creencias animistas de los primeros pobladores de las islas.
Los balineses son muy religiosos y practicantes. Bali es conocida como “la isla de los dioses” o la “isla de los 10.000 templos”. El hinduismo es Panteísta, toda la naturaleza y el propio mundo es divinidad, además es Politeísta y cada persona tiene sus dioses preferidos a los que rinde culto. Los templos son muy luminosos y alegres, y siempre están llenos de gente y niños que pueden correr o gritar, nada está prohibido, nada de eso interfiere con los dioses o con el culto, que básicamente consiste en la práctica diaria de hacer las ofrendas en forma de fruta, flores, aceites o quemar incienso. En otros lugares de Asia he tenido la misma percepción, viven la religión de manera intensa y alegre.
Bali acabará siendo la isla mágica, donde sin tener ningún destino concreto previsto, encontraremos además de arrozales, templos y volcanes, la parte más lúdica, la diversión, el mar, las playas, los espectáculos de danza, las galerías de arte y los museos, las tiendas de artesanía y la peculiar y rica comida balinesa.
Desde el aeropuerto de Denpasar, a donde llegamos directamente desde Yogjakarta, en unas 2 horas, nos dirigimos a Ubud, la ciudad del interior que desde hace ya bastantes años se ha convertido en el centro de la vida cultural y artística de la isla.
El plan para el resto del viaje será pasar 2 días en Ubud, uno conociendo la propia ciudad y el siguiente haciendo una ruta, en vehículo, por los lugares de interés de los alrededores. Luego ir a pasar otros 2 días a las pequeñas islas Gili, como a 2 horas de Bali y por último volver a Bali a pasar los 2 últimos días en la zona costera del sur de la isla, la zona de Kuta, la más conocida desde hace unos 40-50 años por las playas, el surf y la vida nocturna.


Ubud es una pequeña ciudad muy bien conservada, con construcciones bajas, separadas entre sí y conectadas por una calle principal y un sencillo entramado de calles estrechas. Todo ello repartido en una gran extensión natural de bosque y arrozales, un conjunto precioso.
El primer día lo pasamos en la ciudad. Estuvimos paseando y conociendo algunos de los templos, el más importante de los cuales es el de la diosa Dewi Sarawasti, que es un edificio ricamente ornamentado, rodeado de jardines tropicales en los que destacan a la entrada dos grandes estanques llenos de nenúfares. Esta es la diosa de las artes y la sabiduría, muy apreciada en Ubud. En el mismo núcleo, que podríamos considerar el centro histórico, visitamos otros dos templos importantes y el Palacio, residencia actual de la familia real de Ubud, que ahora no tienen poder ni funciones.


Seguimos nuestro paseo sin rumbo fijo, observando y admirando la vida cotidiana en la ciudad. Atravesamos bonitas calles llenas de tiendas, cafeterías, restaurantes y pequeños hoteles. Llama la atención la cantidad de fachadas de piedra con entradas esculpidas y profusamente decoradas, aunque generalmente detrás de esas fachadas hay edificios sencillos, como es la norma en las construcciones de la ciudad.
También son dignos de mencionar los museos y galerías. Valen la pena el Museo Neka y el Museo Agung Rai, que son exponentes del arte balinés, especialmente de la pintura balinesa, actualmente muy valorada.
Pasamos por el mercado antiguo, pequeño, dispuesto en dos plantas, visita obligada siempre en todas las ciudades a las que se viaja, pues son en parte reflejo de la tradición y de la realidad social de sus habitantes.

Por la noche asistimos a un espectáculo que se celebraba en uno de los templos que habíamos visitado por la mañana. Fue una actuación de Danza Balinesa, una de las tradiciones más arraigadas en Bali, en la que se representan leyendas, tanto de la vida cotidiana de la población, como de la rica historia de la religión hinduista. En el escenario están los músicos de la orquesta “gamelán”, que naturalmente
acompañarán en directo a los bailarines. Los bailarines van vestidos con llamativos trajes de colores intensos, rojos, lilas, dorados y con una especie de coronas también muy llamativas. Es un baile muy expresivo y así como nosotros estamos acostumbrados a que “nuestra danza” sea a expensas del movimiento corporal y el desplazamiento, aquella es más a base de los gestos corporales de brazos, manos, dedos, cabeza, así como de los propios movimientos de los ojos. Es un espectáculo muy particular.
Al día siguiente tocaba la excursión por los alrededores de Ubud, 30-40 km a la redonda. Lo contratamos en la Oficina de Turismo. Te ponían un coche con conductor que te hacía el recorrido elegido con paradas en los lugares a visitar, el conductor se quedaba afuera esperando. Las entradas a los templos ya estaban incluidas en el coste. Compartimos la excursión con una pareja de escoceses y una marroquí que viajaba sola, los 3 muy jóvenes. Fue un día muy agradable y divertido.


Visitamos 3 templos de los considerados más importantes en la isla. Todos ellos en medio de la naturaleza, a pesar de lo cual había mucha gente y no me refiero solo a turistas. Uno de ellos nos llamó especialmente la atención, Pura Tirta Empul, es un lugar muy grande en el que además de haber una zona de altares y templos dedicados a las deidades para la oración y las ofrendas, existen unas piscinas con numerosos caños por los que sale agua procedente de un manantial que se considera especialmente sagrado. La costumbre y el ritual es entrar a estas piscinas para ponerse debajo del gran chorro que sale del grifo, que es por donde viene el agua directamente desde el manantial. La finalidad, obviamente, es la purificación mediante esta agua sagrada.
Después de haber visitado los templos, llegamos al pueblecito de Penelokan, mirador privilegiado de un conjunto de gran belleza. Se trata de una caldera volcánica de unos 10 km de diámetro, en cuyo interior existe un gran lago y elevándose sobre el lago, pero también dentro de la caldera, un espectacular cráter volcánico. Son el monte Batur, de 1.717 m y el lago Batur.

El resto del recorrido fue precioso. Estrechas carreteras y un montón de pequeñas aldeas en medio de un paisaje ondulado y completamente verde, de arrozales o de bosque tropical. Hicimos algunas paradas obligadas para contemplar con más detenimiento el paisaje, especialmente las terrazas de arrozales, tan fotografiadas en Bali.


Al día siguiente por la mañana nos desplazamos a las islas Gili. Son tres diminutas islas al sureste de Bali, a las que se tarda un par de horas en llegar en lanchas rápidas. El desembarco es directamente a la arena de la playa, por lo que lo suyo es llegar en pantalón corto y sandalias. También es preferible no llevar maletas, claro. Nosotros en previsión de los dos días que pasaríamos en estas islas y los tres que pasaríamos en el “Klotok”, en Borneo, ya habíamos decidido salir de Barcelona llevando como todo equipaje una mochila mediana cada uno. Es verdad que no puedes llevar ropa de noche, pero te facilita mucho el viaje.


El lugar es paradisíaco. Playas de arena blanca, mar turquesa, cocoteros y no hay carreteras, ni coches, ni motos. Solamente bicicletas y unos pequeños y pintorescos carritos tirados por un caballo que es el medio de transporte en la isla, sobre todo para los turistas ya que al llegar y al marcharse se hace necesario para los traslados al hotel. El primer día exploramos con sendas bicicletas alquiladas en el hotel la isla en la que estábamos, Gili Trawangan, que es la más grande. El segundo día nos trasladamos en un barquito a la isla más pequeña, Gili Air, donde hicimos la exploración dándole la vuelta a la isla a pie.
Tanto un día como otro, el plan era sencillo, paseos por los caminos que circunvalan la costa, hamacas, chiringuitos donde tomar una cerveza o un mojito, comidas en la misma arena, y fantásticas y rituales puestas de sol.
Parece poca cosa, pero hay que ir preparado para afrontar el reto. También hay que decir que en dos días no tienes tiempo de cansarte ni de aburrirte.

Finalmente regresamos a Bali para pasar los últimos dos días antes de nuestro regreso. Bali empezó a atraer al turismo allá por los años 70. La zona costera del sur de la isla, la península de Bukit, las playas de Jimbaran y sobre todo Kuta, se convirtieron en destino favorito para surfistas, trotamundos y cierto turismo de élite que podía encontrar allí lujo, exotismo y belleza. Continúa siendo así, pero ahora con unos niveles de saturación turística importantes.


A pesar de todo, nos apetecía conocer el lugar, así que elegimos una población, Seminyak, digamos que algo más “elegante” y un hotel exclusivo, formado por una serie de villas dentro de una gran zona ajardinada y en primera línea de mar. El plan para el día y medio que estuvimos allí, era sencillo, igual que en las islas Gili, algún paseo por el pueblo, donde por cierto hay notables galerías de arte y tiendas sofisticadas de moda y el resto del tiempo paseando por la playa disfrutando de la soberbia visión del Océano Indico, de su fuerza y de sus olas, tan codiciadas por los surfistas. Y por supuesto contemplando las puestas de sol que en este lugar de la isla son un mito. Ya sabéis, “dolce far niente”

Nos despedimos de Indonesia esa última noche con una fantástica cena balinesa en el restaurante del hotel y fue el broche de oro para un viaje inolvidable que nosotros, Montse y yo, guardamos con especial cariño en nuestro archivo de buenos recuerdos, porque el día 29 de mayo de 2015, 14 días antes de esa noche, nos habíamos casado y este viaje a Indonesia que os he relatado en tres capítulos, fue nuestro “viaje de novios”. Así que ha sido un placer compartirlo con vosotros.
- LAGO DI COMO: LA BELLEZA DEL PASADO - sábado, 21 de mayo de 2022
- CADIZ: LA LUZ DEL ATLÁNTICO - sábado, 23 de abril de 2022
- SUPERVIVIENTES - sábado, 2 de abril de 2022
Fantástico final del viaje por Indonesia! Bali parece un lugar paradisiaco y una vez más, siguiendo tu relato, he podido imaginar esas maravillosas sensaciones.
Qué gran idea la sección de viajes! Poco a poco iremos dando la vuelta al mundo a través de nuestras miradas y experiencias. Enhorabuena a los creadores!
Sí Cinta, creo que entre todos dejaremos un buen mapa de viajes hechos… Me alegro que te hayan resultado interesantes mis relatos, son solo el cebo en el anzuelo, ahora hay que picar con fuerza y largarse para allá..!
Gracias por tus comentarios. Un abrazo.
Que pedazo de viaje Gabi, y eso que a mi no me llaman mucho. Soy más de viajes cercanos.
Me he metido en vuestras sensaciones y he sentido lo espectacular y lo impresionante de todas esas gentes y sus vidas. Me parece idílico Bali para culminar una relación como la vuestra, pero al ver la imagen final y antes de leer el motivo del viaje, me imaginé que la boda fue allí. En cualquier caso, me parece un viaje para hacer al menos 1 vez en la vida.
Mi enhorabuena por la experiencia, y se os ve super felices.
Un besazo a los dos.
Jajaja…, que bueno Max…, es verdad que hubiera sigo más chulo el “guión” del relato si el final hubiese sido la boda allá !..hubiera sido bueno…, pero falso, ya se ve que con traje y corbatita ha de ser aquí. Allí se ponen el pijama blanco y los collares de flores…..bueno y además me parece que las bodas son un poco de broma…
Entiendo tu afirmación de que no te llama mucho, pero te aseguro que si lo hicieras, te encantaría.
Gracias por tus comentarios tan cariñosos. Un abrazo.
Gabi, de nuevo una auténtica gozada tu entrada viajera, tus descripciones y tus comentarios personales!
Que bonito, que estupendo que, al menos con la imaginación, los viejos amigos estemos viajando juntos!
Y te puedes creer que me ha ocurrido lo mismo que a Max¨. Sí, por un momento, en el primer vistazo a la entrada he creido que os habiais casado en Indonesia, a lo Lauren Postigo, jajaja. Es verdad que la ausencia de túnicas blancas, flores en el pelo y collares ya daba una pista, jajaja… lo cierto es que estais guapísimos dondequiera que os casarais!
Realmente es otro de esos viajes, como dice Max, de hacer al menos una vez en la vida!
Dios, que maravilloso,diverso y grandeeee es este jodido planeta!
Un fuerte abrazo a los dos! Guaposssss!!!
Pues sÍ Pere, es chulo poder tener la sensación de compartir los viajes que nos cuentan los amigos. Eso será lo bueno, que todos escribamos nuestras aventuras y se conviertan en viajes de todos.
Me alegro que te haya gustado. Te animo a que lo hagas !…..bueno, aunque tienes razón, hay tantos sitios a donde ir..!
Gracias por tus comentarios. Un abrazo
Amigo Gabi, un magnífico viaje que como te comenté, está en mi agenda a la espera de que se abran fronteras.
Exótico y glamuroso destino para un viaje de novios.
Os felicito.
??
Gracias Pere. Exótico y glamoroso……, pero eso es lo de menos, es un viaje lleno de contenido y muy variado. Espero que pronto “nos dejen salir al recreo” y podamos volver a ir a estos sitios que tenemos pendientes.
Gracias por tu comentario
Gabo, que final! de película!
Jo! que bien me lo he pasado y que bien se lo ha pasado Adela.
POr cierto, voy a tener que hablar contigo puesto que con mis pocas ganas de viajar yo creia haber cumplido prometiéndole a Adela un, más o menos pronto, viaje a Japón. Yo pensaba: “va una vueltecita a comer sushi en Tóquio y “chin pun”, se acabó, para casa. Ah! amigo, nunca las cosas fueron tán fáciles. Ahora viene el Gabo y la lia (no la nieta, la otra). Ahora, Indonesia, joder! que matraca me han dado por cada una de las tres entregas. No se, no se, esto me lo tienes que solucionar de alguna manera. Ya hablaremos.
Hombre, lo de Japón lo veo básico !, pero veo que Adela tiene buen gusto, como disfrutaríais en Bali !
por cierto, ya te recomendaré el hotel de Seminyak…, jeje
Un abrazo
Acabo de llegir seguit els tres capítols del vostre viatge a Indonèsia i m’ha impressionat. ës veritat que quan viatges per Àsia algunes coses et criden l’atenció. La relació que tenen amb la religió, molt mes tolerant i distesa que a Occident, la cultura del carrer, la hospitalitat envers a l’estranger, que fan molt atractius aquest viatges. La naturalesa exuberant i distinta acaba de rematar. Gran viatge d’una gran fita en la teva vida compartida amb la Montse. He gaudit molt.