EL PALACIO DE DIOCLECIANO

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Figura de la entrada: Peristilo del Palacio de Diocleciano, Split (Autor: Ballota; Fuente: wikimedia commons).

CONCURS CERCANT L’ART (GENER):

SOLUCIÓN: El palacio de Diocleciano, Split. construido entre finales del siglo III e inicios del IV.

ACERTANTES (por orden alfabético): Pepe Ruiz, Pere Ramirez y Pere Sanchez.

COMENTARIO

Conocí Split en 1.985, cuando Croacia todavía formaba parte de Yugoslavia y la foto del Mariscal Tito estaba presente en multitud de lugares públicos, a pesar de que ya habían transcurrido cinco años desde su muerte. Josip Broz, conocido como “Tito”, había sido el héroe de la lucha contra los nazis y el unificador de una región dividida ancestralmente por invasiones y distintas culturas, idiomas y religiones. En esos días me fascinó la diversidad de su gente y de sus paisajes, diversidad que unos años después abrió las exclusas al odio y saltó por los aires.

Yugoslavia fue fundada en 1918 tras el fin de la Primera Guerra Mundial, al fusionarse Eslovenia y Croacia, recién independizadas del Imperio Autro-Húngaro, con el Reino de Serbia (que comprendía las actuales Serbia, Macedonia del Norte, Montenegro y Kosovo), creado en 1882 tras su lucha contra el Imperio Otomano y Bulgaria. El nuevo país se constituyó como monarquía y Pedro I de Serbia fue el primer Jefe de Estado.    

En 1941 Yugoslavia fue invadida por las tropas alemanas. Tito encabezó la resistencia que logró expulsarlas con la ayuda del Ejército Soviético y en las elecciones celebradas en 1945, el Partido Comunista de Yugoslavia se impuso a los partidarios monárquicos. El Rey Pedro II fue depuesto y exiliado.

El Mariscal Tito fue presidente de Yugoslavia hasta su muerte en 1980 y durante su mandato logró unir y hacer prosperar a un Estado sometido a fricciones ultranacionalistas que había sido devastado por la guerra. Durante esta etapa el país estaba compuesto por seis repúblicas constituyentes: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, esta última con dos provincias autónomas, Voivodina y Kosovo.    

En ese verano de 1985, todavía alejado de la Guerra de los Balcanes (1991-2001), tuve la grata oportunidad de  pasear por el palacio de Diocleciano, uno de los monumento de la Antigüedad que más me ha impresionado. Probablemente fue porque seguía vivo y vivido, a diferencia de otros en que el abandono los convirtió en esqueletos del pasado. Me fascinó esa amalgama un tanto caótica de estilos arquitectónicos que se habían ido sucediendo a lo largo de su historia, mezclada con muestras de la cotidianidad de sus habitantes, como la ropa tendida que se asomaba al señorial peristilo.

Abril 1
Vista aérea del Palacio de Diocleciano, Split (Autor: Ballota; Fuente: Wikimedia Commons).

Diocleciano (244-311) lo construyó entre finales del siglo III y comienzos del siglo IV d.C. como lugar de residencia para su jubilación. Y es que Diocleciano fue uno de los pocos líderes en poner fecha de caducidad a su mandato y pudo preparar a lo grande su retiro hasta su abdicación en el año 305.  

El joven Diocleciano, hijo de un liberto dálmata, se afilió al ejército en una época anárquica del Imperio Romano en la que durante 50 años se habían ido sucediendo los emperadores, previo asesinato del anterior, no permaneciendo en el poder más allá de dos años. De miras ambiciosas, fue escalando puestos en la jerarquía militar hasta convertirse en comandante de la caballería del emperador Caro. A la muerte de Caro y su hijo Numeriano en la campaña de Persia, Diocleciano fue proclamado emperador por el ejército.

Diocleciano comprendió que para no tener el mismo final de sus antecesores no debía permanecer en Roma  y su primera decisión fue transferir la capital a Nicomedia, situada en el Asia Menor. Los romanos se ofendieron, pero él justificó aquel paso por exigencias militares. Para atender la parte occidental del Imperio, Diocleciano nombró al general Maximiano coemperador en el año 285, otorgándole el título de Augusto de Occidente, y este se instaló en Milán. Cada uno de los dos Augustos escogió a su propio César, un título similar al de príncipe  heredero; en 293 Diocleciano nombró a Galerio y Maximiano a Constancio, los cuales se establecieron en Mitrovitza (ciudad del actual Kosovo) y Tréveris (Alemania), respectivamente. Este nuevo régimen, conocido como la Tetrarquía, implicaba que el gobierno del Imperio se repartía geográficamente entre los cuatro mandatarios. Los dos Augustos se comprometieron solemnemente a  abdicar después de veinte años de poder a favor de su César, a quienes casaron con sus propias hijas.

Para frenar la descomposición del Imperio y mantener el orden social, Diocleciano llevó a cabo una reforma absolutista del Estado con planificación de la economía, nacionalización de las industrias y multiplicación de la burocracia, mientras se elevaba por encima de las masas imponiendo un minucioso ceremonial en la corte.

El crecimiento burocrático y militar, las campañas militares constantes y los proyectos constructivos incrementaron el gasto del estado e hicieron necesaria una reforma fiscal. A partir del año 297 el sistema impositivo fue estandarizado de forma más equitativa y con tipos impositivos en general más altos que los que habían imperado hasta entonces.

Algunas de sus medidas fueron exitosas, como vincular la moneda a una tasa de oro que permaneció invariable durante más de mil años, pero otras fueron más desafortunadas, como su Edicto sobre Precios Máximos del año 301, cuyo objetivo era poner fin a la inflación mediante el control estatal de los precios (¿os suena?), todo un modelo de economía dirigida, que fue contraproducente y rápidamente olvidado.

A Diocleciano también se le recuerda por la terrible persecución contra los cristianos que tuvo lugar durante su mandato, pero no logró su objetivo de destruirlos. Es más, a partir del año 324 el cristianismo se convirtió en la religión dominante del Imperio bajo el gobierno de Constantino I el Grande.

En el año 305, con solemnes ceremonias que se celebraron simultáneamente en Nicomedia y Milán, los dos Augustos abdicaron a favor de su propio César y yerno a la vez. Con 55 años, Diocleciano se retiró al bellísimo palacio que se había hecho construir en una bahía, a pocos Km de Salona, capital de la provincia romana de Dalmacia. Dedicado al cultivo de sus jardines y huertos, ya no volvió a salir de él. Cuando unos años después Maximiano solicitó su intervención para poner fin a la guerra de sucesión en la que había desembocado la nueva Tetrarquía, respondió que semejante petición solo podía llegarle de quien jamás había visto con que lozanía crecían las coles en su huerto. Y no se movió.

El palacio se asemejaba una fortaleza por su maciza construcción. Alrededor de la mitad era para el uso personal de Diocleciano y el resto albergaba una guarnición militar. Con el tiempo, el palacio se convertiría en el núcleo del que surgiría la actual ciudad de Split. Aún hoy en día, siendo los restos mejor conservados de un palacio romano, sigue siendo el centro de la ciudad de Split y sus murallas albergan muchos restaurantes, tiendas y viviendas.

El palacio, de planta cuadrangular de unos 38.000 metros cuadrados, está delimitado por una potente muralla de más de 15 metros de altura y en torno a 2 de ancho, reforzada con torres proyectadas hacia la parte externa y un portón de acceso en cada fachada.

Diocletians Palace original appearance
Aspecto original del Palacio de Diocleciano (Autor: Ernest Hebrard; Fuente: Wikimedia Commons)

En la mitad meridional estaban las estructuras más lujosas; esto es, los apartamentos del emperador, tanto públicos como privados, y los edificios religiosos. Los apartamentos del emperador formaron un bloque a lo largo del frente marítimo y estaban situados sobre una subestructura de piedra con bóveda de cañón debido a que el terreno en declive exigía significativas diferencias de nivel. Aunque durante muchos siglos estuvo casi completamente llena de desechos, la mayor parte de la subestructura está bien conservada, e indica la forma original y la disposición de las habitaciones superiores.

Para su construcción se empleó piedra caliza blanca local, mármol de alta calidad procedente de la isla de Brac, y ladrillo. Parte del material para la decoración era importado: esfinges de 3.500 años de antigüedad y columnas de granito de Egipto, mármol fino para los revestimientos y capiteles procedentes de la isla de Mármara (Turquía). Solo tres esfinges han sobrevivido al paso de los siglos y una de ellas todavía se halla en el peristilo.

Esfinge PD
Esfinge en el Peristilo del Palacio (Autor: TimeTraveRome; Fuente: Wikimedia Commons)

El agua para el palacio y toda la zona de Split procede del río Jalona, cerca de Salona. A lo largo de la carretera de Split a Salona pueden verse aún restos impresionantes del acueducto romano original que fue ampliamente restaurado en el siglo XIX.

Poco se sabe del destino de la última morada de Diocleciano tras su muerte. Su esposa Prisca y su hija Valeria fueron exiliadas y finalmente ejecutadas por sus rivales, y no hay indicios de que se mostrase la menor preocupación por este lugar. Se cree que durante los siglos IV y V quedó deshabitado, y tal vez fue saqueado o incluso usado como cantera. Hay noticias de que durante el VII, los ataques de los ávaros y eslavos llevaron a los habitantes de Salona a refugiarse en las islas cercanas y en el antiguo palacio. Con el crecimiento de la población, se reformaron muchas de sus áreas y la fortaleza se convirtió en una ciudad.

El antiguo mausoleo del emperador, una estructura de planta octogonal con entrada monumental y cúpula piramidal, fue aprovechado por los cristianos. Toda una ironía, tratándose de la tumba de uno de sus grandes perseguidores. Ampliado con un campanario de más de 50 metros de altura, fue convertido en el siglo VIII en la catedral de San Duje, que sigue abierta al culto.

Mausoleo PD
Catedral de San Duje, construida sobre el mausoleo de Diocleciano (Autor: TimeTravelRome; Fuente: Wikimedia Commons).

Frente a la entrada de la actual catedral se ubicaba un área sacra con dos templos circulares y uno rectangular, que es el único que ha conservado parte de su estructura. Atribuido a Júpiter, fue transformado en baptisterio y cobija una cripta dedicada a santo Tomás.

Tanto la catedral como el baptisterio están separados por una plaza con arcos de gran altura, el antiguo peristilo, en la que podemos hacernos idea de la grandiosidad del palacio en tiempos de Diocleciano. Mirando al sur se levanta la gran fachada que daba acceso a las dependencias imperiales, con enormes columnas de granito rojizo. Franqueando sus puertas se llegaba a una especie de gran vestíbulo que ha podido conservarse y que muestra sus paredes casi desnudas y una gran cúpula abierta.

Vestibuo PD
Vestíbulo abierto al peristilo (Autor: Following Hadrian. Fuente: Wikimedia Commons)

La parte antigua de Split, incluidos los restos del palacio, fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad en 1979. Realmente merece la pena su visita y dejarse envolver por ese maravilloso túnel del tiempo a orillas del Adriático.  

Cinta
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Cinta

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3 comentarios en «EL PALACIO DE DIOCLECIANO»

  • el domingo, 21 de mayo de 2023 a las 11:35 am
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    Cinta, me encantan tus reportajes, con esa visión “holística” en que se conecta historia, arte, arquitectura….¡hasta economía!
    Mucho se ha escrito sobre la decadencia del Imperio Romano. Además del problema económico de fondo, tengo entendido que un factor importante (a veces poco mencionado) fue el tremendo desgaste económico y militar que supuso la guerra casi perpetua en Oriente con otros potentes imperios: el imperio Persa -Sasánida, los Partos, etc
    ¡Y qué decir de Yugoslavia! Tito consiguió unir y pacificar todas estas pequeñas naciones bajo un régimen que en algunos aspectos resultó admirable dado que era una tercera via , no alineada, en algunos aspectos autogestionaria, entre el comunismo soviético y el occidente capitalista…Poco después de su muerte, todo estalla y nos damos cuenta de que el odio tribal es mas fuerte que la capa de racionalidad que Tito había intentado instaurar. Muy triste.

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  • el miércoles, 24 de mayo de 2023 a las 10:14 am
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    Cinta, que bien me ha venido este artículo tuyo !! El caso es que dentro de unas semanas me voy para Croacia con la Camper…, así que con estas reseñas tan extensas que abarcan historia, arte, geografía… , estoy deseando llegar a Split ( que por cierto, será el primer lugar croata que pisaré puesto que llegaré en barco atravesando el Adriático, desde Ancona hasta Split ) y contemplar con mis ojos esa maravilla de Palacio que tan bien describes.
    Un placer haber leído tus sabias palabras. Te felicito
    Un abrazo

    Respuesta
  • el sábado, 17 de junio de 2023 a las 1:25 pm
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    Cinta, saps que sóc un fan dels teus articles. Una font il.lustrativa d’art i de història.
    Novament enhorabona.
    😘😘

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