Conchita Montenegro, la muñeca rota (parte 1ª)
Esta entrada es más bien un divertimento con la excusa de dos libros que he leído hace poco sobre la figura de esta actriz española que, en los años 30, llegó a conquistar el Hollywood de la época y que, por distintos motivos, pasó al olvido más completo hasta fechas muy recientes. Puede que penséis que tenía que habérsela enviado a Pedro R. pero entiendo la web de una manera ecléctica y me consta que él también.
Conchita Montenegro (1911-2007) fue una modelo, bailarina y actriz nacida en San Sebastián que, siendo aún adolescente, se trasladó a Paris para asistir a clases de danza y arte dramático en la École du Théâtre de la Ópera. Con dieciséis años rodó su primera película en este país ” La muñeca rota” dirigida por Reinhardt Blotner (que fue su descubridor) ,y dos años después, en 1929, “La femme et le pantin/La mujer y el pelele” en la que interpretaba a una joven fatal que bailaba desnuda “para gozo de los atrevidos y elogio de la crítica”.
Nada más natural que, aunque rodó alguna película más en Europa y seguía teniendo ofertas en este sentido, se decidiera a “hacer las Américas” como tantos artistas con posterioridad, aunque la mayoría de ellos de forma mucho más modesta como veremos a continuación.
En junio de 1930 la actriz parte hacia los Estados Unidos. Había empezado el cine sonoro, en aquel momento no existía el doblaje y los grandes estudios necesitaban actores para rodar versiones de sus películas en lenguas distintas al inglés y destinadas al mercado internacional. Se trataba de la misma película que la rodada en lengua inglesa, pero se aprovechaban escenarios y todas las escenas posibles, y por ello mismo resultaban mucho más modestas y baratas. Pero no nos equivoquemos, no hablamos de plantillas profesionales con sueldos fijos para la interpretación y, muchas veces, los actores “emigrantes” tenían que regresar a sus países de origen sin haber conseguido el menor éxito.
Pero no ocurrió así con Conchita que, después de una jugosa anécdota muy comentada al negarse a besar a Clark Gable en una prueba para el estudio, y cuando ya creía que tendría que volverse a España “con el rabo entre las piernas”, encadenó película tras película consiguiendo hacer lo que pocas actrices por entonces, pasar de rodar versiones en español a hacerlo en inglés codeándose con los grandes de la época. Baste decir que llegó a ser conocida como la “Greta Garbo española”, eslogan utilizado en la presentación de su película “The Twain Shall Meet” de W.S. Van Dyke y que la actriz coprotagonizó con Leslie Howard (el Ashley Wilkes de “Lo que el viento se llevó”).
Respecto a su dominio del inglés la actriz explicó en una entrevista que “lo aprendió en dos meses aconsejada por Edgar Neville y Charles Chaplin”.
Pero volvamos a Leslie Howard. Los dos actores iniciaron un tórrido romance durante el rodaje de la película antes citada, y a pesar de la diferencia de edad, ella tenía 19 años y él más de 40, y de que el actor estaba casado y siguió con su mujer el resto de su vida, la relación se prolongó durante varios años. En ese periodo, Howard regresaba a Inglaterra y pasaba indefectiblemente los tres meses de veraneo con su esposa legal y los dos hijos del matrimonio sin ocultárselo a Conchita a pesar del gran sufrimiento que le suponía a ésta para quien Leslie Howard fue siempre su gran amor, independientemente de casarse en dos ocasiones. Pero tras cuatro años de relaciones, interrumpidas cada verano a pesar de las súplicas de la actriz, ésta decidió finalizar la historia.

En 1935, no obstante el éxito de sus últimas películas, la actriz abandona Hollywood, en parte para alejarse del actor inglés. Tras un breve periodo de matrimonio con Raoul Roulien, galán brasileño con el que acababa de rodar dos películas, y que le supuso un afincamiento provisional en Brasil, la actriz recala nuevamente en Europa abriéndose al mercado francés e italiano y rodando nuevas películas en ambos países.
Finalmente, ya finalizada la guerra civil española y después de trece años en el extranjero, Conchita regresa a España en 1942. A nuestro país, volvía como la gran estrella internacional que era y su fama la llevó a protagonizar nuevas producciones.
Pero la segunda parte de su biografía igualmente apasionante merece, creo yo, una nueva entrada.
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Querida Maite, ya era hora de que nos llegara un poco de prensa del corazón, aunque sea de los años 30, y más con tu pluma que hace que todo siempre resulte interesante. No conocía a Conchita Montenegro y desde luego ahora tengo curiosidad por conocer alguna de sus películas y más todavía por la segunda parte de tu artículo. Gracias. Un abrazo.
Maite, veo que te mueves con soltura y sin perder tu caracterísico donaire, entre Dias de Cine y Corazón, Corazón. Ja,ja,ja.
Interesante y curiosísima la historia de esta Garbo “guiputxi”. ¡Y como nos la mareaba Leslie Howard!
Me gustaría que, como en las pelis, a ése al final le dieran su merecido… pero por lo que me comentaste personalmente sobre la segunda parte… ¡bueno, no voy a hacer un spolier!
Los del glamour también lloran. Qué mundo este.
Queridos Cinta y Pedro, después de ver la buena acogida de lo que no deja de ser una historia de “corazón, corazón” cuya segunda parte seguro que no os defraudará (entraremos en el espionaje sin abandonar el corazón) creo que haré alguna otra incursión en el tema.
A mi me picó la curiosidad cuando, en un viaje a Galicia, vi el monumento a Leslie Howard en Cedeira y al leer el rotulo quise saber más sobre el episodio ¡soy muy cotilla, qué se le va a hacer!
La historia del actor daría para otra entrada pero esa te la dejo a ti Pedro, yo me limitaré a satisfacer la curiosidad de Cinta en lo que afecta a Conchita.
Besos a mis dos fieles seguidores.
Con entradas como esta voy a dimitir de About Us y te voy a pasar el testigo.
Me lo he pasado bomba (mi lado cotilla se ha sentido colmado) y realmente nos muestras una historia fascinante.
El tal Leslie no tuvo bastante con el lío que causa en “Lo que el viento…”
Espero con muchas ganas la segunda parte.
Gracias crack