Conchita Montenegro, la muñeca rota (parte 2ª)
Dejábamos a Conchita de vuelta en nuestro país, en 1942, con poco más de treinta años y un largo historial a sus espaldas, repleto de triunfos pero también de desengaños. Su llegada, como la gran diva que era, no pasó desapercibida y pronto estaba rodando nuevas producciones entre las que vale la pena destacar, por la curiosidad que supone, “Rojo y Negro” de Carlos Arévalo. Trata sobre una pareja de novios (Conchita e Ismael Merlo) que durante la Segunda República toman caminos diferentes, afiliándose ella a la Falange y él a un partido de izquierdas, de hecho el título del film hacía referencia a los colores de las banderas, tanto de la Falange como de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT). La película no gustó a la autoridades franquistas (el propio Franco la desaprobó tras verla en una proyección privada) y fue retirada de las carteleras tres semanas después de su estreno ¡a quien se le ocurre!
Pero esta mala experiencia, o error como quiera llamársele, no tuvo consecuencias para la actriz que entre ese año y el siguiente rodó cuatro películas más, alternando con una intensa vida social en la que se codeaba con lo mejorcito de la aristocracia de la época, aquella que había sabido mostrarse afín al régimen y resurgir nada más acabar la guerra. Incluso, ya divorciada de Raoul Roulien, había empezado a ser cortejada por Ricardo Giménez-Arnau, un diplomático de buena familia que desempeñaría diversos puestos de embajador a lo largo de su carrera. El pretendiente se mostraba tenaz y persuasivo pero en ese momento reapareció Leslie Howard.
El 8 de mayo de 1943, el actor y su amigo y representante Alfred Chenhalis (del que volveremos a hablar por su interés en esta parte de la historia) embarcaron en un tren, el Lusitania Express, que cubría la línea Lisboa-Madrid. Hay varías teorías para ese viaje y aprovecharé el momento para recomendaros los dos libros que me han servido de excusa para esta entrada. Me refiero a “Mi pecado” de Javier Moro y “Mientras tú no estabas” de Carmen Ro, centrados ambos en la vida de Conchita y de los que yo, personalmente, prefiero el primero porque me parece más ágil y mejor narrado. Respecto a la razón de los títulos, el primero hace referencia a un perfume que le regaló Leslie a Conchita (aunque admitiría otras lecturas, sin duda), y el segundo a la pregunta que le hace el actor a la actriz, cuando se reencuentran en 1943, y cuya respuesta tendréis que buscar en el libro.


Habían pasado ocho años sin verse y la noticia de que Leslie estaba en Madrid y quería que se encontraran fue para Conchita “la mejor noticia de su vida”, según escribe en una carta a una de sus hermanas. El actor aprovechó para solicitarle que intercediera ante su novio, diplomático y muy bien relacionado como ya he dicho, para que éste mediara en un encuentro con Franco. La versión oficial es que el actor buscaba financiación para una coproducción hispano-británica sobre la figura de Cristóbal Colón (película que nunca llegó a rodarse) pero hay otra versión, mucho más elaborada, que apunta a que Leslie Howard era un espía inglés o, cuando menos, un enviado del propio Churchill para intentar que España se distanciara de la Alemania nazi en esos momentos de plena guerra europea. Aún podemos añadir dos versiones, Leslie había venido a Madrid para dar unas conferencias sobre Hamlet o, motivo apuntado por la propia actriz, había venido por ella y para quedarse con ella ya definitivamente.
Creamos una u otra versión, lo cierto es que el encuentro se produjo y, tras unos pocos días de reuniones y escapadas misteriosas de la pareja (no olvidemos que uno seguía casado y la otra con “novio oficial”), el actor regresó a Lisboa con la promesa de volver muy pronto para no separarse más. Pero el 1 de junio de 1943, el avión en el que Howard y su representante viajaban fue abatido por un escuadrón de cazas alemanes a la altura de los acantilados de Cedeira, muy cerca de San Andrés de Teixido, Y ahora viene otro misterio más, se trataba de un avión de una línea civil que se estrelló sin que quedara ningún superviviente ¿por qué ocho cazas alemanes actuaron de esa forma? Se ha dicho que sería una confirmación de la teoría del espionaje pero también es cierto que el representante del actor era, al parecer un auténtico doble de Winston Churchill y que se sugirió que en Berlín creyeron que era el primer ministro el que viajaba en el aparato.
Y una última cuestión, ya no un misterio sino una mentira, el aparato se dirigía a Londres con lo que la actriz tuvo a la vez la noticia de la muerte de su amado y de su último engaño ¡no volvía con ella como le había asegurado!
Y ya queda poca historia, Conchita se casó con el diplomático y desapareció definitivamente de la pantalla y, en gran parte, de la vida social, siguiendo a su marido por sus distintos destinos pero evitando cualquier repercusión pública. Murió en el año 2007, a los 95 años de edad, y a su funeral acudieron apenas unas quince personas. Su gran admirador Guillermo Cabrera Infante escribió “Conchita Montenegro fascinó a todos un momento y después desapareció. Inútil buscarla en los libros y en las enciclopedias de cine: ni siquiera la mencionan. Solo nos queda su imagen fugaz, su belleza perenne y su encanto mórbido e inquietante”.
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Maite, vaya historia la de esta mujer, y de que forma más amena has sabido contárnosla, imagino que con un considerable esfuerzo por tu parte para ir a lo esencial, entre los muchos detalles que manejarás dado tu interés y tus lecturas sobre su vida.
Bucear en un personaje así, con una trayectoria tan atractiva como olvidada, es siempre muy gratificante, ¿verdad?
Gracias por descubrirnosla, a ella y, como no, su relación con Leslie Howard, que tiene todos los ingredientes de un buen guion cinematográfico. Amores en tiempos de guerra.
Que el fatídico vuelo de Leslie Howard a Londres supusiera para ella no solo la muerte de su amante sino también su triste y definitivo desengaño, me ha recordado tu reciente “Almas grises” y esas dudas sobre la correspondencia en el amor que tan sabiamente refleja Claudel en su novela.
Muy curiosa tambien la película española de 1942, para mi desconocida… que… ¡sorpresa!…he encontrado disponible en internet, completa y “free“. Aquí te/os la dejo: Rojo y Negro
Besos.
¡Bravo Pedro, ya sabía yo que encontrarías la película y nos la proporcionarías a los demás! Yo solo vi un trailer porque, como bien dices, hay que dedicar mucho tiempo no solo a las entradas sino a su trasfondo y tú eres buen ejemplo de ello. Pero confío en verla completa por pura curiosidad de cinemateca Da idea de los vaivenes que daba la censura en los primeros años de la postguerra.
Besos.
Fantastico Maite! Te felicito por haber sabido elaborar unos artículos tan atractivos. Todo lo que cuentas me induce a buscar películas de esta actriz y verla en acción. Desde luego, las recomendaciones de nuestra web nos abren los ojos y nos llevan a mirar con más cariño y deseo los temas expuestos. Gracias y un abrazo.
¡Gracias Cinta! Las historias de mujeres adelantadas a su época, y en muchos casos con trayectorias truncadas por la guerra civil, me resultan fascinantes y ésta concretamente me apeteció compartirla con vosotros por lo curiosa que resulta y los interrogantes que mantiene tantos años después.
Como dice Pedro ¡daría para una gran película! No hay más que ver el éxito que tuvo “La niña de tus ojos” de Fernando Trueba. Pero habrá que seguir esperando.
Besos.