Una guerra interminable
Hace ya un tiempo que voy dando vueltas a la idea de escribir una entrada sobre Almudena Grandes y, ahora que se cumple el primer aniversario de su muerte, me ha parecido un momento adecuado. Quiero que sea mi particular homenaje a una escritora de la que creo que ya he dejado caer alguna “pildorita” en este tiempo escribiendo en la web. Gustarme, me ha gustado desde siempre, aun apreciándole cierta irregularidad en su obra y desanimándome, en algunos casos, la excesiva extensión de sus novelas. Pero desde que inició los “Episodios de una guerra interminable” consiguió conmigo lo que no consiguió Galdós, que me “enganchara” a la serie, pendiente de la aparición de la nueva entrega, como si de un folletín del siglo XIX se tratara. Y cito a Galdós porque, como la propia Almudena manifestó en su día, “si he querido llamarlas Episodios ha sido para vincularlas, más allá del tiempo y de mis limitaciones, a los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós, que para mí es, como he declarado en muchas ocasiones, el otro gran novelista -después de Cervantes- de la literatura española de todos los tiempos”. Pues, nada que envidiar, en mi opinión.
La escritora murió sin completar los episodios, le faltaba el sexto que ya estaba previsto desde un principio. Recuerdo que le oí decir en una entrevista que en la editorial (a la que fue fiel toda su vida), le expusieron ciertas objeciones a publicar, ya en un inicio, el listado de los seis, con el título incluido. Pero ella insistió, convencida de que los acabaría, y seguramente lo hubiera hecho de no haber mediado la pandemia, que le inspiró una novela de temática independiente, y de no haberse producido su rápida y temprana muerte. Aun no he leído “Todo va a mejorar”, y seguramente me gustará, pero os confieso que lo he vivido como una usurpación de “Mariano en el Bidasoa” que debía tratar sobre los topos de larga duración entre otros temas ¡fijaos si tenía estructurada la serie!
Pero yendo a las cinco novelas escritas y publicadas, que hay que leer con atención -porque personajes secundarios de una de ellas reaparecen, nuevamente secundarios o incluso como protagonistas, en otra u otras- narran momentos significativos de resistencia antifranquista en un periodo comprendido entre 1939 y 1964. A pesar de lo dicho, son cinco historias independientes en las que también aparecen personajes reales (desde Jesús Monzón a Aurora Rodríguez Carballeira) de los que posiblemente os apetecerá leer su biografía al acabar la novela, como me pasó a mí. Los escenarios históricos están perfectamente conseguidos y nos habla de temas tan variados como la invasión del Valle de Arán en 1944 o el psiquiátrico de Ciempozuelos y, con él, la psiquiatría del tempranofranquismo o primer franquismo ¡alucinante no solo el trato a los enfermos mentales sino las investigaciones sobre el “gen rojo”!
Respecto a la invasión del Valle de Arán, episodio prácticamente desconocido porque se silenció tanto por el régimen franquista como por el partido comunista que había sido su impulsor, quiero destacar una escena especialmente emocionante. Cuando los milicianos encuentran a un batallón de penados republicanos custodiados por algunos soldados e intentan que se unan a ellos en la invasión los penados salen huyendo, incapaces ya de tomar una decisión de ese tipo. En cambio uno de los soldados, muy joven, sí quiere hacerlo manifestando que a su padre “lo mataron por rojo” y que a él le han obligado a incorporarse al servicio militar. La impresión que nos da la autora es que, en ese momento, para el jefe de los milicianos todo está perdido.
. En cuanto a la sexta novela “Mariano en el Bidasoa” ,su viudo, el escritor Luís García Montero, ha confesado que “tenía notas de documentación, pero no había novela, así que no, no tendremos otra novela” porque, en un principio, el término inconclusa que se le atribuyó nos hizo albergar ciertas esperanzas a sus seguidores.
No os voy a contar los argumentos de las cinco novelas, de carácter coral en su planteamiento y desarrollo, con múltiples historias cruzadas y, alguna retomada de un libro a otro, pero siempre con una historia principal que sirve de hilo argumental aunque, en algunos momentos, pueda no ser la que más interese. Quiere destacar el abordaje de la medicina y de los distintos médicos, exilados, depurados o afines a la nueva ideología, que aparecen, fundamentalmente, en “Las tres bodas de Manolita”, “Los pacientes del doctor García” y “La madre de Frankenstein”. Pero, con todo, ninguna de estas novelas es mi favorita, sino “El lector de Julio Verne” una preciosa historia de guardias civiles y resistencia antifranquista en un pueblo perdido de la sierra de Jaén, contada a través de los ojos de un niño de nueve años, Nino, el verano de 1947.
Y acabo, proponiéndoos que leáis sino toda la serie, por lo menos alguno de los libros. Y ya me diréis si esta obra inconclusa no justifica, por si sola, el lugar que ha pasado a ocupar Almudena Grandes dentro de la literatura española.
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Pues si Maite, creo que Almudena Grandes ya ocupa un lugar destacado en la literatura española a caballo del siglo XX y XXI, y probablemente todavía será mayor su renombre con el paso del tiempo, porque su escritura y temáticas, como ocurre con los buenos escritores, no dan la impresión de que vayan a caducar. Ha sido un acierto que nos hables de ella y como lo has hecho.
De los “Episodios de una guerra interminable” solo he leído “Los pacientes del Dr. García” y me encantó, Me pareció una novela de patrón clásico (lo digo como elogio) extremadamente entretenida. Tengo pendientes el resto y con más ganas después de leerte.
Un abrazo.
Maite, excelente entrada en la figura de Almudena Grandes.
Me apunto a tu favorito: “ El lector de Julio Verne”.
Besos.
Maite, gracias.
Tu potente entrada me recuerda lo imperdonable que resulta haberme quedado en los 80 con “Las edades de Lulu”, pero por consejo tuyo, como mi tocayo Pere S, ya tengo “El lector de Julio Verne” esperándome.
Gracias Maite por tu aportación. Tengo algunos de los libros referenciados y siempre en el capítulo de pendientes. Para mi Almudena es una gran escritora, ligera y muy entretenida en los planteamientos narrativos pero con gran monumentalidad y extensión acompañante (la novela breve se acabó con las edades de Lulú), es por ello que se requiere decisión a la hora de coger algún libro suyo. No obstante, y dado el comentario que nos has brindado, me pongo en serio con el lector de Julio Verne. Ya te diré