Teresa Martin y Jorge Luis Borges (I)

Print Friendly, PDF & Email

Imagen de portada: Jorge Luis Borges. Atribución : diario.com.ar

Conocí a esta increíble mujer al incorporarme a un club de lectura que ella dirigía, pero un club de lectura muy particular organizado en su casa por Olga Pareras, también ella una persona muy especial, única me atrevería a decir, seguro que con la aseveración de todas las participantes del club. Hace ya bastantes años, Olga organizó en una de las estancias de su casa esta actividad, dirigida por Teresa, durante la cual bebemos té y departimos en un ambiente propio de una novela o película sobre la Inglaterra de los años 50. Llegué al club de la mano de una amiga mía, sobrina de la dueña de la casa, que me dijo algo así como “verás el disfrute y la relajación que te produce oír a Teresa leyendo fragmentos del libro y comentando sobre ellos”, ¡hay que decir que las dos trabajamos en un ambiente poco placentero y habitualmente muy estresante!

Total, que llevo ya varios años participando en lo que yo llamo “mi club blanco” y he disfrutado de gran variedad de narrativa con la convicción de que a muchos de esos libros, escogidos por Teresa, no hubiera accedido por otras vías, lo que para mí siempre es un aliciente añadido. Y en sus atractivas y documentadas intervenciones aparecen, con mucha frecuencia, referencias a Borges que es, como ella dice, “creador de un universo en el que siempre le produce un enorme placer profundizar”. Es por eso que, de común acuerdo con el responsable de About Us que también la conoce, le pedí una entrada de Borges antes de que Pepe se me adelantara.

Sala de reunión del club
Imagen: Fuente propia. “Sala de reunión del Club”

Y ahora vamos a empezar a disfrutar de la primera entrega de dicha entrada, cedo la palabra a Teresa.

JORGE LUIS BORGES, LA LECTURA Y LOS SUEÑOS

Las lentas hojas vuelve un niño y grave

Sueña con vagas cosas que no sabe.

“Lectores”, El otro, el mismo

En aquellos días de mi adolescencia, descubrí a Borges a través de un poema que hablaba de un patio al atardecer, cuando los colores se cansan y dejan paso a “la gran franqueza de la luna llena”, y entré deslumbrada a ese universo donde las letras guardan los misterios de la creación y la poesía es el camino hacia la revelación de esos misterios. Con el tiempo, la lectura de Borges siempre ha sido reveladora, puesto que mueve a quienes se adentran en sus textos a profundizar en ese mundo de palabras y silencios, de metáforas y símbolos, de sueños y búsquedas, donde vida y literatura se funden y confunden, conduciéndonos al sentido, al centro, a la imagen última que ahora sólo vislumbramos en los espejos. Y, si bien el pensamiento no descansa, el juego y la magia están presentes en cada línea, en cada texto, para despertar nuestra sensibilidad ávida de placeres estéticos. Más allá de lo que podamos ver, conocer y reflexionar a través de su literatura, siempre queda en nosotros, sus fieles lectores, un poso secreto de belleza que emite señales iluminadoras cuando emprendemos otras lecturas o cuando abordamos la escritura de nuestros propios sueños.

***

“La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido”, dice Borges, refiriéndose tanto a la lectura como a la escritura, que no son actividades diferentes, sino que se identifican en un solo acto creativo: el lector está reinventando lo que el escritor ya ha inventado, y aun cuando las distancias geográficas y temporales impidan que se conozcan, ambos se encuentran unidos en la creación del texto, comunión que acontece en el instante mágico de la lectura. La invención, fruto del sueño, permite al poeta, en conflicto con la implacable realidad, emprender el camino hacia el conocimiento, el centro, la clave, “descubriendo y olvidando” los enigmas del universo que intenta cifrar en el lenguaje.

Para Borges, escribir es dar a luz, alumbrar ese material concebido en el sueño o en los ensueños de la imaginación y la memoria. Y esta operación supone encontrar el instrumento necesario para establecer un orden: el cuento, el poema, el ensayo, la escritura en fin, en todas sus vertientes, ordenan el desorden del material que bulle en la mente, “pero –dice Borges- no puedo decir si el orden es impuesto o ya está latente dentro del desorden y sólo espera quedar realizado al ser repetido en la ficción”.

La poesía intenta recuperar la armonía entre los “arquetipos y esplendores” platónicos eternos y absolutos, y la realidad, huidiza y fragmentaria. Sueño imposible, ya que no le es dado al poeta alcanzar las leyes divinas. Pero él no se rinde, y en ese empeño de aproximación al nombre original, la confusión con que se presenta el mundo lo conduce a los mitos de la creación: en el caos primordial anterior al proyecto divino, sueñan los dioses, y en su sueño se genera el origen de la vida. También el poeta, desde su propio sueño, sigue fraguando y ensayando sus fórmulas humanas, aun sabiendo que son provisionales, que nada es definitivo. De ahí que en el lenguaje de Borges predomine la estética de la duda: todo es y no es, las cosas pueden ser esto o lo otro… tal vez, quizás, acaso:

“haber sentido el círculo del agua

en el secreto aljibe,

el olor del jazmín y de la madreselva,

el silencio del pájaro dormido,

el arco del zaguán, la humedad

-esas cosas, acaso, son el poema.”

“El Sur”, Fervor de Buenos Aires

Las ensoñaciones y los sueños tienen en la escritura de Borges una forma circular – reminiscencias de las estructuras de enciclopedias y diccionarios que leyó desde su infancia, de la Biblia, de las Mil y una Noches -, que dan a su escritura dimensiones donde caben utopías, mitos, los juegos del olvido y la memoria, en figuras simbólicas y recurrentes: espejos, laberintos, tigres, letras, el libro, la ceguera, el horizonte… Imágenes que no sólo son signos del universo poético, sino verdaderos programas estructuradores de sus textos y de toda su obra, laberintos, duplicaciones, paradojas, que atrapan al lector con la fascinación de itinerarios reveladores y siempre sorprendentes.

La tendencia del autor a la búsqueda de la unidad lo conduce hasta la palabra o el objeto que contiene el universo, como se muestra claramente en el cuento “El aleph”, cuya estructura se va deslizando desde una aparente historia de amor, hasta el centro del texto y del trayecto del personaje, quien, en una especie de lúcida ensoñación, se encuentra ante esa esfera, ese aleph escondido en la sordidez y oscuridad de un sótano. Allí está todo de un modo simultáneo: lo que es, lo que ha sido, lo que está siendo, y hasta el propio personaje contemplándose a sí mismo ante ese prodigio.

Maite
Últimas entradas de Maite (ver todo)

Maite

Soy médico forense y una loca de la novela negra con poca truculencia en las muertes y mucha complejidad psicológica. De todas formas leo de todo y me encantan también las películas de cualquier género y los cantautores.

4 comentarios en «Teresa Martin y Jorge Luis Borges (I)»

  • el jueves, 25 de mayo de 2023 a las 6:36 pm
    Enlace permanente

    Esperaba ansiosamente este artículo por varias razones.
    Debo confesarte, Maite que, por una vez, considero acertadísima esta división en partes de esta serie de reflexiones sobre Borges y su literatura.
    Poder digerir las palabras y conceptos de nuestra querida Marta, brillante escritora, con la pausa adecuada es un lujo añadido.
    Efectivamente conozco bastante bien a Marta desde hace tiempo , y me siento un poco cómplice de su aportación a esta web, rogando que sea una aportación duradera en el tiempo porque nos enriquecerá sin duda.
    He leído con gran placer algún poema suyo.
    Conversar con ella es aprender a escuchar.
    Borges es una de mis asignaturas pendientes. Leí muy joven “El Aleph” y no lo supe apreciar adecuadamente. Se me escurrió entre los dedos.
    Curiosamente leyendo esta primera parte, me he identificado muchísimo con el autor y su mecanismo vital.
    Las poesías que aportas a modo de presentación dan muestras de una dimensión superior, esa octava más elevada que te lleva hacia la trascendencia.
    Felicidades.
    Muchísimas gracias a las dos

    Respuesta
  • el jueves, 25 de mayo de 2023 a las 7:49 pm
    Enlace permanente

    Perdón por el lápsus. Al releer me doy cuenta que he escrito Marta por Teresa.
    Debe ser un inexplicable laberinto Borgiano el que me ha inducido al equívoco

    Respuesta
  • el lunes, 29 de mayo de 2023 a las 1:04 pm
    Enlace permanente

    Gracias Maite por traernos a Teresa y a Teresa simplemente por estar, por dejarte reflejar en los espejos blancos y lumisosos de esta humilde y amistosa web.
    A alguien como yo, que comenzó a entender la pesadilla de la inmortalidad de la mano de Borges, has conseguido devolverlo a esa vorágine borgiana que hace rodar la vida y los sueños hasta no diferenciarlos. El niño hidalgo soñando sus aventuras de nuevo, en su biblioteca.
    ¡Bienvenida Teresa!

    Respuesta
  • el sábado, 3 de junio de 2023 a las 1:19 am
    Enlace permanente

    Maite, dar a conocer a Borges de la mano de Teresa, es un gran acierto.
    Me quedo, por resaltar algo de tan bella puesta en escena, con el siguiente párrafo:“escribir es dar a luz, alumbrar ese material concebido en el sueño o en los ensueños de la imaginación y la memoria. Y esta operación supone encontrar el instrumento necesario para establecer un orden: el cuento, el poema, el ensayo, la escritura en fin…”
    Gracias a las dos 😘😘

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *