RELEER UN LIBRO, ¿POR QUÉ?
En los primeros días de vida de esta web, cuando se establecían las diferentes secciones con sus responsables escogidos, todos sentimos en aquella inocencia y desconocimiento, un cierto vértigo y pudor.
¿Por qué yo? ¿Cómo estar a la altura con artículos apropiados y que puedan interesar? ….qué vergüenza!
En esas primeras propuestas de posibles contenidos para la sección de literatura, que tan bien gobierna Maite, enseguida se abrió una ventana.
“Sería interesante escribir y teorizar sobre las relecturas realizadas o posibles”
La idea me sacudió y sentí inmediatamente el impulso de que iba a ser yo quien iba a poner negro sobre blanco. Muchos meses han pasado y no estoy seguro de encontrar una única respuesta.
Partamos de las preguntas básicas..
¿Por qué releer?
¿Qué releer?
Todo lector tiene una barbaridad de libros pendientes, tanto en su biblioteca particular como en la librería esperando.
Las novedades nos abruman.
Las recomendaciones de amigos o medios de comunicación, nos frustran ante la imposibilidad de concretarlas.
“Los libros pendientes”, ese otro gran tema que espera la luz, y que todo lector sobrelleva como puede.
Por qué, cuándo, cómo y qué releer.
El detonante es exclusivamente personal, pero es obvio que es una gran tentación coquetear con el pasado.
Mi experiencia es la siguiente. Hace algunos años, ordenando mi biblioteca, redescubrí textos que por algún motivo habían marcado mi vida literaria o habían llenado momentos de gloria en ella.
Algunos títulos eran muy obvios y otros de los que no recordaba ni el porqué.
El no recordar argumentos ya leídos y mantener una fuerte nebulosa sobre su desenlace, es algo relativamente habitual, pero puede ser un primer reto si crees recordar que te gustó.
Si se trata por el contrario de una historia añorada, el sentimiento es muy diferente pues tan sólo necesitas robar ese tiempo a nuevas lecturas.
A partir de estas premisas hace un tiempo decidí empezar a leer dos o tres libros “nuevos” seguidos y realizar una relectura como enlace..
Un gran experimento muy recomendable del que nace este artículo.
No me extenderé en los diferentes títulos que ya han pasado por este experimento, pero sí expondré algún ejemplo.
Empecé con la relectura después de cuarenta años de “Cien años de soledad” de García Márquez y seguí con “La insoportable levedad del ser” de Kundera.
De los dos guardaba un gran recuerdo, marcaron grandes momentos de mi vida universitaria y me parecieron de lo más idóneo y seductor.
El primero, en su segunda lectura, lo disfruté más que la primera vez.
El segundo me decepcionó mucho y sólo en determinados momentos consiguió recordarme por qué lo había amado tanto.
Así es este juego.
El paso del tiempo con sus costumbres, circunstancias y moralidad propias pone al autor y su escritura ante un gran riesgo.
Un libro, una película también, escandaloso en un momento dado, queda casi ridículo releído años después.
¿Es justo?
Depende.
La clave es que nosotros mismos nos hemos transformado y cambiado con los años.
Lo hemos vivido en nuestro club de lectura.
Algunas interesantes recomendaciones son fruto de una lectura anclada en un tiempo muy lejano.
Hoy, releídas, no se sostienen de la misma manera.
Seguramente cuanto más lees, más claro tienes tu criterio que, obviamente, no es ley universal.
¿Qué releer entonces?
Tal como he expuesto anteriormente, creo que la opción nace, ó bien de un impulso al recorrer los estantes de nuestra librería, ó bien de un rastro dejado por algún título en nuestra memoria.
El primero es inconsciente a priori, el segundo guarda una oculta excitación.
En mi biblioteca mental existen dos títulos en espera, que vuelven periódicamente y no debería terminar mi existencia sin su obligada relectura.
El primero es “Las aventuras de Shanti Andía” de Pío Baroja.
Un libro muy especial para mí pues me lo regaló mi padre en un momento muy delicado de mi vida que fue cuando me metieron en la cárcel, perdón en la “mili”.
Con su luz salvó parte de esos oscuros días.
Ya lo releí hace bastantes años (la edición que guardo de Cátedra está inservible), pertenece a la fascinante serie “El mar”, compuesta por cuatro libros, y agradecí infinitamente que en aquellos grises momentos, gracias a Baroja, la pesadilla que estaba viviendo fuera invisible.
Fue tal la marca que dejó en mí, que durante años coleccioné y leí prácticamente toda su obra editada en la preciosa colección de su cuñado Caro Raggio y que conservo como un tesoro.
La otra gran lectura pendiente, es indiscutible para mí y de relectura obligada cada cierto tiempo porque adquiere diferentes y mejores matices cada vez que accedo a él.
Sólo los más grandes textos pueden vivir en el Olimpo de las repeticiones continuas.
La obra en cuestión es sin duda “El Quijote”.
Para mí, la mejor novela a día de hoy que he podido leer y releer y para la que intento encontrar siempre el tiempo necesario para arañar algún capítulo sin la menor decepción.
La relectura completa de sus dos libros la disfruté en la República Dominicana.
Nunca podré olvidar aquellos momentos de lectura en un balcón perdido del Caribe solapándose con alguna de las más fascinantes experiencias de mi vida.
En algunos instantes yo también fui Quijote en esa isla.
No os la perdáis si no la habéis leído porque en tal caso entraríamos en el siguiente capítulo … “los libros, nuestros libros pendientes”.
Para terminar, os comento que el último libro que he releído, apenas hace unos meses, ha sido “El Hereje” de mi admirado Delibes, otro escritor que nunca decepciona en una segunda lectura. Mi siguiente inquietante relectura será “La cura Schopenhauer” de Irvin Yalom de la que espero mucho.
Muchas gracias a todos por vuestro estímulo constante en la búsqueda de nuevas experiencias literarias, especialmente a ti Maite, pero no desperdiciéis la oportunidad de acercaros a vuestra biblioteca y releer de vez en cuando alguno de esos textos atrapados. Por mi experiencia, vale sin duda siempre la pena por ese intangible hilo que te une a un pasado consciente o inconsciente.
Si habéis llegado hasta aquí, me gustaría conocer vuestras relecturas y qué han significado para vosotros.
Muy interesante Pepe. Estoy en el mismo proceso de relectura de libros que me marcaron hace años.
Y comparto contigo la pasión por Baroja y el impacto de su lectura cuando yo tenía poco más de 16 años. El árbol de la ciencia, La ciudad de la niebla, Aurora roja…
Un abrazo
Por fín ha llegado el artículo de la relectura!. Ha merecido la pena esperar por lo bonito del texto y porque es como tantear una biblioteca contigo. Me quedo con ganas de que me sigas contando.
Nunca he sido aficionada a relecturas. Me pueden las ganas de conocer los libros pendientes de que les escoja en un momento dado, responder a su llamada. Tampoco han ayudado las pocas experiencias al respecto que he tenido. Lo intenté con dos libros que leí en la adolescencia y que me cambiaron, o abrieron el pensamiento: Opiniones de un payaso de Heinrich Boll y El lobo estepario de Hermann Hesse. Los dejé al poco de empezar para no seguir fastidiando su recuerdo idealizado. Cien años de soledad lo acabé y me decepcionó. Sin embargo, me apetece volver a leer El hereje, por ejemplo. Probablemente disfrutaría más de segundas lecturas con la buena literatura que no me haya marcado en otras etapas de la vida.
Gracias por el artículo Pepe. Un abrazo.