PIRINEOS, VUELTA AL VIGNEMALE

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El Macizo de Vignemale, es uno de los más altos e imponentes de la cordillera y el gran coloso del Pirineo Francés. Estéticamente ofrece imágenes emblemáticas, como su mítica cara norte, contemplada desde el valle de Gaube.  Además, está rodeado de una curiosa historia alrededor de la relación que con esta montaña mantuvo en la segunda parte del siglo XIX, el más prestigioso de todos los pirineístas, el Conde Henry Russell, que ascendió a la cima en 33 ocasiones entre 1861 y 1904, haciéndose construir en las inmediaciones hasta 7 grutas que aún persisten y que constituyen el antecedente de lo que posteriormente serían los refugios de alta montaña.  Se trataba de grandes cavidades, a las que se dotaban de una puerta de hierro y donde podían llegar a caber hasta 6-7 personas.  Russell pasó con sus amigos en estos refugios, en las diferentes expediciones que organizó al Vignemale, hasta 150 noches.  Una de las grutas, llamada Bellevue, estaba a 3.280 m, solo 18 m debajo de la cima del Vignemale.

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Villa Russell y la Gruta de los guías, las dos primeras grutas abiertas, hacia 1880
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Henry Russell (1834-1907), de padre irlandés del cual heredó el título nobiliario y madre francesa, encarnó al viajero y montañero romántico del siglo XIX.  Disponiendo de todos los medios económicos que precisaba, sin necesidad de trabajar, desde los 20 años se dedicó exclusivamente a conocer el mundo.  Pero fue a partir de 1861, cuando inició su dedicación ya de por vida al Pirineo.  Exploró todos los macizos y valles de la cordillera, subiendo a prácticamente todos los picos emblemáticos, realizando al menos una docena de importantes primeras ascensiones de tresmiles significativos, como Tempestades, La Munia, Cilindro de Marboré, Vallibierna y otros muchos.  Como buen “viajero romántico”, dejó constancia escrita de su aventurera vida y, en relación al Pirineo, una extensa, apasionada y poética reseña de todos sus recorridos y muy especialmente, de los realizados en el Vignemale.

El macizo, al que nosotros rodearemos, tiene forma de herradura, en cuyo interior se encuentra el gigantesco glaciar d’Ossue. El perímetro montañoso que rodea a este glaciar, tiene 10 tresmiles principales, destacando el Gran Vignemale, de 3.298 m, también llamado Pique Longue.

Tiene 3 puntos de acceso, uno por el sur desde España, por Torla y 2 por el norte desde Francia, por las preciosas ciudades de Cauterets y Gavarnie.  Desde cualquiera de estos puntos hay rutas para internarse en el Macizo, pero la más asequible y espectacular es desde la popular ciudad veraniega de Cauterets, desde donde hay que desplazarse en coche a Pont d’Espagne, para remontar el valle de Gaube y contemplar la cara norte del macizo.

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Nosotros haremos el recorrido en 3 días, partiendo desde España, de San Nicolás de Bujaruelo, pasando las dos siguientes noches en Francia, la primera en el Refugio de Oulettes de Gaube y la segunda en Gavarnie, para volver el tercer día de nuevo a la parte española por el Puerto de Bujaruelo.  El segundo día, tendremos opción de intentar la ascensión al Gran Vignemale y confiamos en poder hacerlo.  Yo personalmente, he fracasado en dos intentos anteriores.

En esta ocasión, el pequeño “tour” es con mis amigos Enric, los Juanes (Costa y Caubet), Najeeb y Juanjo.  Desde hace años solemos hacer, en junio o julio, una salida montañera de 3-4 días por el Pirineo.  El recorrido, es de alta montaña, pero una vez estemos describiendo las etapas, veremos que hay opciones para acceder a partes de ese recorrido de forma más fácil y desde distintos puntos. Sobre todo, por la parte francesa, desde Cauterets y Gavarnie.

El primer día, la etapa es San Nicolás de Bujaruelo-Refugio Oulettes de Gaube.  A Bujaruelo se accede desde el pueblo de Torla, por una pista de unos 10 km. La noche anterior se puede haber dormido en Torla o en el mismo Bujaruelo, donde hay un Refugio/Albergue con restaurante, perfectamente atendido y en muy buenas condiciones.

La caminata es larga, unos 20 km, remontando el espléndido Valle del río Ara hasta prácticamente el final, para pasar a Francia por el Puerto de los Mulos, que está a unos 2.600 m.  Son 1.250 m de ascensión y unas 5 horas.  Una vez en el puerto, la bajada hasta el refugio, que está a unos 2150 m, es directa y corta, nos lleva más o menos una hora.

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El primer tramo, como una hora, discurre por una zona algo angosta, pero después, a partir de los 1.700-1.800 m, el Valle del Ara se abre, dominado estéticamente por la presencia del río y por las paredes rocosas, que especialmente a la derecha, se levantan espectaculares sobre nosotros.  Se trata de la pared sur del macizo de Vignemale.  Justo detrás de esas paredes está la gran cubeta glaciar d’Ossue.  Destaca la zona llamada la Marmolera y a su izquierda se intuye el Corredor de la Moskova y el collado de Lady Lyster, que constituyen la vía por dónde se realizó la primera ascensión en 1837. 

Dos curiosidades, la primera es que a pesar de estar el Macizo y el Pico en territorio francés, la primera ascensión se realizó desde España.  La segunda es que, aunque costó que se reconociera oficialmente, esa primera ascensión de agosto de 1837, fue realizada por una mujer, la inglesa Anne Lyster, que también fue la primera mujer en ascender al Monte Perdido.  Precisamente el Corredor de la Moskova se llama así en honor al Príncipe de Moscú, que 4 días después también coronó la cima por esa vía y en primera instancia se pretendió que su ascensión había sido la primera, pero parece ser que la tal Lady Lyster movió cielo y tierra, hasta demostrar, abogados de por medio, que la estaban intentando ningunear y que la “primera ascensión”, era suya, como así se reconoció.

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Por fin llegamos al refugio de Oulettes de Gaube, a 2.150 m, está emplazado en un lugar magnífico, en el fondo del circo del valle de Gaube, en una esplanada gigantesca a los pies de la cara norte, que se levanta 800-900 m con sus paredes, sus glaciares y sus míticos corredores de hielo verticales, que son la meca de los escaladores.  A este enclave se puede llegar y vale mucho la pena, desde Cauterets.  Tanto la ciudad de Cauterets, como la caminata por el valle de Gaube y la visión norte del Vignemale, es una actividad de un esfuerzo moderado/bajo para una recompensa estética de primer orden, una experiencia contemplativa inolvidable.

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La punta más alta de esa pared norte que tenemos delante de nosotros, es el Gran Vignemale o Pique Longue, la intentaremos subir mañana, justamente por la otra cara, la que tenemos detrás de lo que vemos, que es donde está el glaciar d’Ossue.

Segundo día, la etapa es Refugi Oulettes de Gaube-Barrage d’Ossue-Gavarnie.  Salimos bien temprano del refugio, en dirección a la Horquette d’Ossue, a 2.700 m, que es el collado que comunica con el valle d’Ossue, que es el camino natural que llega hasta Gavarnie.  El camino es cómodo y la subida dura y bonita, con los picos y la pared a la vista todo el rato.  Al ganar el collado las vistas son espléndidas, con Marboré, Brecha, Taillón y el macizo del Monte Perdido al fondo.

Descenderemos en dirección sur unos 250m, pasando por el refugio de Baysellance, uno de los refugios asistidos más altos del Pirineo.  Sobre los 2.500 tomamos un sendero a la derecha, en dirección oeste, para dirigirnos directos hacia el glaciar d’Ossue.  El terreno ahora cambia por momentos y la dificultad se va haciendo evidente.  Sobre los 2.600 se empieza a encontrar la nieve y a los 2.700 ya estás metido en el glaciar. 

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La subida es dura hasta llegar a los 3.000, donde al tratarse de la cabecera del glaciar, este se aplana bastante.  Tiene unos 500 m de ancho y está rodeado en círculo por los tresmiles más altos, que se levantan sobre el hielo de 200 a 300 m, entre ellos, el más alto, el Gran Vignemale, que atacamos con decisión, poniéndonos en la cima en unos 40 minutos.

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El glaciar desde la cima

Las vistas desde las cimas siempre son sobrecogedoras.  Una vez más se cumple la regla, con la visión del impresionante glaciar a nuestros pies y muchísimos e importantes picos en la lejanía, hacia cualquier lugar que mires.  Hace buena mañana y estamos una media hora en la cima, disfrutando de nuestro éxito y dando por bueno el esfuerzo realizado.

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Vista desde la cima

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Con los amigos en la cima. Buenos recuerdos

La bajada es larga y son 1500 m de desnivel.   Primero hay que destrepar unos 250 m desde la cumbre rocosa hasta la nieve del glaciar.  Volver a ponerse los crampones y volver a cruzar el glaciar en sentido descendente hasta salir de él.

Una vez fuera de la nieve, sigue habiendo una zona rocosa a la que hay que prestar atención, hasta llegar de nuevo sobre los 2500, donde tomaremos el fácil camino de bajada al valle, hasta el Barrage d’Ossue, a donde llega una pista y donde vendrá a buscarnos un taxi que nos llevará a Gavarnie, a unos 10 km.

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Ha sido una jornada dura, de unas 9 h, pero ahora estamos en Gavarnie, en un hotelito con vistas maravillosas y nos espera una suculenta cena que compensará todos los esfuerzos del día.

Tercer día, la etapa es Gavarnie-San Nicolás de Bujaruelo.  Gavarnie es un pequeño pueblecito situado en un lugar imposible, a unos 1.400 m de altitud, en un “cul de sac” que acaba a unos 3 km del pueblo en el majestuoso Circo de Gavarnie.  La Guía Michelin de France, le otorga 3 estrellas, el máximo, igual que a Notre Dame.  Hay que ir.

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Antes de irnos, dedicamos un par de horas a visitar el circo, al que se llega andando desde el pueblo por un camino completamente plano y con la impresionante visión de la muralla frente a nosotros todo el tiempo. Las paredes se levantan 1.500 m en vertical, coronadas por una serie de “tresmiles” importantes y todos escalables por esas paredes.  Es habitual la existencia de numerosas cascadas alimentadas por el deshielo, pero destaca la presencia de una con un salto de casi 500 m, que es una surgencia de agua alimentada por el lago helado del Monte Perdido, cuyo macizo está detrás del Circo de Gavarnie.

Por fin, iniciamos nuestra última etapa saliendo de Gavarnie en un taxi que nos acercará al llamado Coll de Tentes, a unos 2.200 m.   Desde ese collado, seguiremos durante una media hora nuestro camino a pie hacia el Puerto de Bujaruelo, a unos 2.300, disfrutando de unas excelentes vistas de la cara norte del Taillón, que lo tenemos tan cerca que parece que lo podamos tocar con la mano.

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Vista hacia Valle de Otal y Valle del Ara, desde el Puerto de Bujaruelo

Desde el Puerto de Bujaruelo, descenderemos en unas 2,5 h hasta San Nicolás de Bujaruelo, también disfrutando de grandes vistas sobre los valles del Otal y del Ara, que es de donde partimos hace tres días y donde finalmente acabaremos.

La ruta realizada, más la guinda de la ascensión a Pique Longue, es un buen trekking de tres días, que aún se podía haber endurecido más, evitando los taxis y haciendo todos los trayectos a pie.  Pero quiero insistir en las posibilidades turístico-montañeras que tiene la zona francesa de Gavarnie y Cauterets para una estancia de 3 o 4 días.  Para quien no lo conozca, considero que es un buen consejo recomendar su visita.   

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Gabriel Rull, médico, con tiempo para dedicarme a mis aficiones, la montaña, los viajes, el deporte, además de a la familia y los amigos. Colaboro con Puaweb escribiendo sobre viajes y haciendo todo lo que se me pida.

11 comentarios en «PIRINEOS, VUELTA AL VIGNEMALE»

  • el sábado, 20 de marzo de 2021 a las 8:38 am
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    Que grandes recuerdos esta ruta y la ascensión al Vignemale!! Fue un recorrido precioso, variado y lleno de muy buenos momentos. Tuvimos muy buen tiempo y pudimos disfrutar de la grandeza de este rincón del Pirineo capitaneados por Gabo… un honor!

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    • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:02 pm
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      Gracias por tu comentario , Enric. Es verdad que fueron 3 días entrañables y llenos de aventura que dejan grandes recuerdos. Algún que otro recorrido interesante tenemos por ahí…., ya le llegará el momento !
      Un abrazo

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  • el sábado, 20 de marzo de 2021 a las 10:48 am
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    Jo! Otra gran excursión que, afortunadamente, tiene taxi incorporado para visitar les “autours”. Estoy casi convencido que también Cinta ha apuntado el mismo detalle.
    Como siempre, un prodigio del detalle que te hace disfrutar de un paisaje espectacular. Eso del Vignemale i Cauterets ha de tener su gracia, si señor!
    Un abrazo

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    • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:20 pm
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      Ya, ya…., lo del taxi lo pongo con toda la intención, Manel ! jaja… Toda esa zona del sur de Francia, que actualmente constituye el Parque Nacional de los Pirineos, era lugar de peregrinación desde mediados del siglo XIX por parte de aristócratas y adinerados de toda Europa. Pasaban los veranos en sus balnearios…,Gavarnie, Bagneres de Luchon, Saint Lary Soulan….. y especialmente Cauterets, donde iba la “creme de la creme”….., solo hay que ver las avenidas con los edificios Belle Epoque, para hacerse una idea.
      Te deseo un viaje a Cauterets y un paseito a Oulettes de Gaube a ver el Vignemale….., eso se puede hacer.
      Un abrazo

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  • el sábado, 20 de marzo de 2021 a las 12:35 pm
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    Muy bien Gabi, al final cima?
    Allí arriba estuvimos juntos en una ocasión, aunque desgraciadamente no pudiste compartir la cima conmigo, pero en esta ocasión lo lograste.?
    Recuerdo y tengo fotos que confirman la espectacularidad de la zona, tanto para hacer montaña, como para hacer turismo por Gavarnie.
    Abrazos y buenos recuerdos.

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    • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:24 pm
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      Sí Pere, yo también recuerdo nuestro viaje, que fue fantástico…, me faltó la cima. Lo bueno es que las montañas se quedan ahí, esperando que vuelvas…, como así fue en este relato que he escrito y en el que, por fin, conseguí subir.
      Gracias por tu comentario y por recordarme nuestra anterior aventura en Vignemale.
      Un abrazo.

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  • el sábado, 20 de marzo de 2021 a las 12:54 pm
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    Pues si, he tenido una gran alegría al ver aparecer el taxi, porque donde llega él llego yo. La verdad es que es aún sin poder disfrutar del esplendor de la alta montaña como tú y tus amigos, Gabi, el estar tan cerca, admirar los paisajes que nos muestras y cenar en el hotelito de Gavarnie ya merece la pena. Vamos, que dan ganas de salir corriendo para allá. Otro viaje relatado de forma deliciosa, apuntado en la lista de pendientes…como los libros (ja,ja). Admiro la fuerza y entusiasmo de los montañeros del grupo. Vosotros sois mis ojos para otear desde las alturas. Muchas gracias.
    Un abrazo.

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    • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:32 pm
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      Que bonito, Cinta, poder “ser tus ojos para otear desde las alturas”. Por esa parte, no te preocupes porque yo seguiré dando fe, escrita y fotográfica, de recorridos en los que he podido otear cosas maravillosas desde las alturas. Ahora bien, desde las “bajuras”, también nos podemos extasiar ante paisajes y vistas extraordinarias, así que por mí que no quede…, te recomiendo encarecidamente, conocer Gavarnie, Cauterets y su entorno…, después podrías hacer una reseña para Puaweb, que te parece ?
      Gracias y un fuerte abrazo

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  • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 11:35 am
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    Gabi, que preciosa ruta y que magnífica ascensión. Ha sido una gozada disfrutarla, aun sin realizar el esfuerzo y soportar el frio tan estimulantes al final (ja,ja,ja), cuando uno se ha planteado y logra cumplir uno de estos desafios.
    Conozco Gavarnie y Cauterets. En ambos sitios he esquiado en más de una ocasión, eso si, hace muchos años. Es una zona maravillosa. Y por lo que veo, sus cumbres y esas vistas con las que uno se extasia y se siente totalmente recompensado, son impresionantes.
    Muy atractivas me han parecido las reseñas sobre Henry Russell y Anne Lyster. Veo que te unes a la reivindicación de las “ninguneadas” e “invisibilizadas” que en el mundo han sido. Muy bien. Es de rigor.
    En fin, un gusto como siempre amigo. Abrazote.

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    • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:39 pm
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      Pocas zonas habrá que tú no conozcas, Pere…, jaja. Me alegro, porque así sabes de primera mano que no exagero. Lo que sí te falta, si he entendido bien, es alguna excursióncita para conocer, pisando, un poco más del entorno montañero….., yo me presto a que lo hagamos juntos cuando quieras !
      Te mando un fuerte abrazo

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  • el domingo, 21 de marzo de 2021 a las 1:49 pm
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    Por cierto Pere R, quiero decir algo mas en relación a tu comentario. Es sobre Anne Lyster, que como cito en la entrada, fue la primera absoluta en el Vignemale y la primera femenina en el Monte Perdido. No solo es que la quisieran ningunear en el siglo XIX, es que ahora, tampoco se le da la importancia que tuvo su gesta. En aquella época, conseguir subir por primera vez a estos colosos era una heroicidad y de hecho es la única mujer que consiguió una hazaña semejante, sin embargo, apenas la encuentras en los libros de historia del pirineismo. Es así de triste.

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