PIRINEOS, EL VALLE DE ORDESA
En 1916 se aprobó en España la primera Ley de Parques Nacionales, auspiciada y promovida principalmente por el senador asturiano Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa. En 1918 se concede esta protección al Valle de Ordesa y a la Montaña de Covadonga.
El actual Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido data por tanto de 1918, aunque inicialmente cubría solo la zona del propio Valle de Ordesa, en 1982 fue ampliado a toda la extensión que tiene ahora. Está ubicado en el Pirineo Central y pertenece en su totalidad a la provincia de Huesca. Comprende los valles de Ordesa y Pineta, y los cañones de Añisclo y Escuaín, acogiendo numerosos picos de más de 3.000 m, entre los que destacan el Monte Perdido, el Cilindro, Añisclo, Marboré o el Taillón.
Os voy a proponer excursiones/actividades para tres días que al final pueden acabar siendo programadas a la carta, eligiendo variantes según las posibilidades físicas de cada uno, las ganas o simplemente los gustos una vez conocidas las propuestas. Estas excursiones son muy populares y yo las he hecho en numerosas ocasiones, así que solo pretendo despertar el recuerdo en los que ya las habéis hecho y quizá el interés y la curiosidad en los que no conozcan esta zona y así se animen a la aventura.
El primer día, excursión en el Valle de Ordesa. El segundo día, los Miradores de Ordesa, una actividad en la que subiremos en taxis 4×4 hasta unos 2100 m y a esa altura nos moveremos sobre la pared sur del cañón. El tercer día iremos a San Nicolás de Bujaruelo, en la zona perimetral del Parque, para hacer desde allá una excursión al Valle de Otal.
Se puede dormir en el Pueblo de Torla, o bien en el Refugio de San Nicolás de Bujaruelo, a donde se llega a través de una pista de unos 10 km y que tiene el encanto de estar más metido en plena naturaleza.

El recorrido por el Valle de Ordesa se inicia en la llamada Pradera de Ordesa, a 1.350 m de altitud, hasta donde sube una carretera asfaltada que no es transitable para vehículos privados en verano, en cuyo período, desde Torla salen los autobuses que suben a la Pradera.

Nuestro objetivo será llegar hasta el Circo de Soaso, a unos 1.800 m de altitud y donde encontraremos uno de los atractivos más conocidos, una cascada llamada Cola de Caballo que se forma por el despeñamiento del río Arazas en el propio Circo. Caminaremos unos 9 km y venceremos unos 500 m de desnivel. Tardaremos unas 3 horas. El recorrido es técnicamente muy sencillo y es una caminata muy concurrida, así que si se puede, el consejo es estar en la Pradera a primera hora y ser de los primeros en empezar a caminar.
El Valle de Ordesa es un lugar especial, de una belleza única. En realidad, es un cañón enorme, de origen glaciar con grandes paredes a ambos lados surcadas por numerosas “fajas”, que son senderos naturales que existen en las mismas paredes.


El recorrido siempre discurre por la ribera derecha del río Arazas. Al principio por una pista que atraviesa prados salpicados de pinos y abetos y donde vamos encontrando algunos miradores desde los que admirar el río y algunos de sus saltos. En un par de ocasiones encontraremos desvíos para, bajando 10-15 minutos, acercarnos más al río y sus pozas y cascadas.
Quizá al cabo de una hora, siempre ganando altura poco a poco, atravesaremos durante unos tres cuartos de hora, un hayedo frondoso, extenso, con algunos ejemplares gigantescos que sobrecogen y donde podemos experimentar sensaciones de conexión con la naturaleza, la luz que se filtra por las copas de los árboles, la penumbra que en ocasiones existe, la sensación de humedad o el olor de la tierra y el musgo.

Salimos del bosque y nos encontramos cercanos al río y a su misma altura. Es el tramo en el que podemos admirar una de las zonas más nombradas y conocidas, la Gradas de Soaso, donde el río se precipita por una especie de escalinata de piedra natural, tallada por el hielo y el agua con el paso del tiempo.

Por fin, coronamos la subida y entramos en el grandioso Circo de Soaso. Hasta el fondo, donde está la cascada, aún tardaremos unos 15-20 minutos que nos servirán para admirar toda la belleza del conjunto.

Solo hay que caminar tranquilamente, el recorrido en esta zona es completamente plano, disfrutando del espectáculo de las murallas de piedra que nos rodean y admirando delante, en lo alto, la majestuosa montaña que también da nombre al Parque Nacional, el Monte Perdido con nada menos que 3.355 m de altura.

Una vez en el fondo del circo, avistaremos a la izquierda la cascada de la Cola de Caballo, que nos la encontraremos más o menos espectacular en función de la época del año en que se visite, pues eso condiciona la cantidad de agua que lleve. Parece innecesario decir que el nombre de la cascada es por la similitud que podemos encontrar entre su forma y la cola de un caballo.
Nosotros regresaremos, pero a partir de este punto sigue un sendero que asciende hasta el Refugio de Góriz, desde donde parten caminos hacia el Monte Perdido o hacia la Brecha de Roland, paso natural a Francia.
La vuelta al parquing puede ser por el mismo camino, o por la Faja de Pelay, que es el sendero en altura que discurre por medio de la pared sur del cañón. Hay que decir que en esta faja, como en todas, hay que prestar atención al camino y ser consciente de que a la derecha siempre está el abismo. No es aconsejable hacerlo si existen todavía restos de nieve ni tampoco si está lloviendo o ha habido los días anteriores lluvias importantes. La Faja de Pelay discurre prácticamente en plano hasta llegar al mirador de Calcilarruego, a 1.900 m desde donde tendremos que bajar por la Senda de los Cazadores, un descenso en zigzag, bastante empinado, hasta la orilla del río, donde un puente nos permitirá cruzar y dirigirnos hacia la izquierda para estar en unos 200 m en la Pradera de Ordesa, de donde habíamos partido.

Si elegimos la Faja de Pelay, disfrutaremos de unas vistas aéreas fantásticas tanto sobre el valle, como sobre la pared norte. Una vez reseñadas las dos rutas, valle y faja, decir que también se podría elegir ir por la Faja y volver por el Valle. Esta segunda opción tiene la ventaja de que todo el esfuerzo se hace al principio para subir hasta el mirador de Calcilarruego y después todo es bajada.
Al día siguiente, tenemos una actividad mucho más descansada, pero igualmente intensa y bonita. El recorrido de los Miradores de Ordesa, eso sí, necesitamos que haga buen día.
Tenemos que contratar la excursión para que nos suban en vehículo, porque la pista que asciende a la zona de los miradores no está abierta al tráfico. Las dos veces que he hecho este recorrido, que hay que reservar con antelación, ha sido con miradoresdeordesa.es , que parte de Torla y ha sido en ambas ocasiones una buena elección.
La pista asciende entre bosque hasta ponerse a unos 2.100 m, en la llamada Sierra de las Cutas, que es el techo de la pared sur del cañón. Una vez arriba, la pista discurre por terreno prácticamente llano y abierto, en paralelo al borde del valle, donde hay hasta cinco miradores desde los que se disfruta de espléndidas vistas sobre todo el conjunto. El vehículo va haciendo las pertinentes paradas y hay que acercarse andando hasta cada uno de los miradores y volver al vehículo para dirigirse al siguiente. En el último mirador nos dejarán un poquito más lejos y tendremos que hacer un paseo de unos 20 minutos y otros tantos de vuelta.


Desde los diferentes miradores iremos viendo el propio Valle de Ordesa, los barrancos y circos de Carriata y Cotatuero en la pared norte y el conjunto que hay detrás de esta pared norte, con la Brecha de Roland, el Taillón y el resto de pared montañosa detrás de la cual está el Circo de Gavarnie, en Francia. Al fondo del valle, vemos el Circo de Soaso abajo, donde ayer llegamos andando y por encima el Monte Perdido flanqueado por los picos Cilindro de Marboré y Añisclo o Soum de Ramond llamado así en honor del francés Louis Ramond de Carbonières, que realizó en 1802 la primera ascensión al Monte Perdido.

La experiencia es relajada, no hay esfuerzo físico, solo silencio y contemplación. Cada uno tiene sus gustos y sensibilidades, pero para mí no hay espectáculo paisajístico más sobrecogedor ni sugerente que las visiones aéreas. En este caso los miradores nos permiten tener la visión de conjunto de esta magnífica zona del Pirineo Central. Desde arriba se ve más y se ve diferente.
El tercer día iremos a conocer Bujaruelo y el Valle de Otal. El enclave de Bujaruelo es una espaciosa pradera a orillas del río Ara y en él están la antigua ermita de San Nicolás de Bujaruelo y el puente románico que cruza el río y permite dirigirse hacia el Puerto de Bujaruelo, que pasa a Francia. Ahora, existe además un Refugio delante del cual, aprovechando la pradera, hay un párquing y una amplia zona de acampada.
Para llegar desde Torla, por donde pasa el río y que es el último pueblo del valle en dirección norte, tomamos la carretera dirección Ordesa y Bujaruelo. A los 6 km llegamos a un cruce llamado Puente de los Navarros, donde sale a la derecha la carretera que sube a la Pradera de Ordesa. Si seguimos recto, entramos en una pista que lleva a Bujaruelo en unos 10 km, que es donde iniciaremos nuestra excursión.


Nos hallamos en un lugar muy bonito donde hemos llegado muy fácilmente, en coche, pero estamos a casi 1.400 m de altura y en un auténtico entorno de alto Pirineo. Aquí mismo ya se empieza a disfrutar del paisaje, del río manso y caudaloso de aguas cristalinas, del bosque, del puente románico que deberemos cruzar y que dibuja una imagen de postal. Una vez en la orilla izquierda del río, empezamos a ascender por un sendero con poco desnivel que remonta el valle del Ara, el río a nuestra izquierda, muy cerca. Un trayecto precioso.
A los 15 o 20 minutos, llegamos a un pequeño puente que atraviesa el río. Si siguiéramos recto, río arriba, nos internaríamos en el largo y salvaje valle del Ara, pero nosotros hoy perseguimos otro objetivo, el Valle de Otal, por lo que cruzamos el puente y desde la otra orilla seguiremos el camino, GR-11, que durante una media hora remontará un suave barranco, para llegar al espléndido y grandioso valle de Otal. Una gran extensión prácticamente plana, completamente tapizada de verde, con el río en medio y rodeada de montañas. Una perfecta cubeta glaciar. Una maravilla de la naturaleza.

El recorrido sigue hacia el interior, hacia el fondo de ese circo y podríamos seguirlo hasta que queramos, en realidad el GR-11 asciende hasta el Puerto de Tendeñera, el paso natural que da salida a este valle y lo conecta con la zona de Panticosa. Si se tienen ganas y fuerzas, es muy bonito llegar al Puerto, pero si no, se puede dejar mucho antes, en realidad el objetivo no es llegar a ningún sitio, sino disfrutar del entorno que nos rodea y volver a Bujaruelon de donde hemos partido, con algo más que guardar en nuestro archivo de buenos recuerdos.
Recordando y escribiendo estas rutas me han venido a la memoria otros recorridos realizados en el Parque Nacional, Valle de Pineta, Cañón de Añisclo, Vignemale y Circo de Gavarnie en la parte francesa y seguramente os los tendré que contar próximamente, en otros capítulos.
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Amigo, cuantos y buenos momentos hemos compartido por esas montañas.
Cuantos cielos, brisas y sentimientos entrelazados…
Dicen que esos páramos, esos horizontes unen, es más, atan para siempre.
Hermano de cimas y valles, gracias por esos relatos y esas fotos que no hacen más que sentirme libre y cerca de ti en estos instantes.
Un abrazo.
Pues sí Pere, es verdad que estas rutitas que he explicado en esta entrada y otras muchas por la zona, las hemos compartido y ha sido muy placentero para mí recordar estas excursiones y las personas, familia y amigos, con las que las he hecho.
Aún tenemos que hacer más !!
Un abrazo y gracias por tus comentarios.
Hicimos estas 3 excursiones en una visita familiar en este orden y fue magnífico. Para los que hemos recorrido Ordesa como montañeros la visita a los miradores en 4×4 parece un cosa para turistas… pero he de reconocer que estuvo muy bien, tiene una vistas que no conocía y el ir aco.pañado por guias también enriquece mucho…
A mi también me trae muy buenos recuerdos esta zona e hicimos parte de estas excursiones hace dos veranos y Pineta es un lugar muy especial para nuestros hijos. Es una zona bellísima y muy bien conservada.
Un buen entorno natural para practicar el hanasaki.
Un abrazo, Gabo, espero el resto de excursiones.
Gracias Águeda, me alegro que te haya traído buenos recuerdos, de eso se trata !
Esta zona del PN de Ordesa da para mucho, así que habrá más excursiones…( que alegría saber que tengo al público esperándolas..!! jeje )
Un fuerte abrazo
Gabo, una maravilla de relato y una maravilla natural la que describes. Por cierto, no se como se te ha olvidado hacer algún comentario respecto al ternasco que se come por esas tierras.
Así que, entre una cosa y otra, igual te doy una sorpresa algún dia. Aunque sea esa que te suben en 4×4 hasta arriba del todo.
Te sorprenderé. Jeje.
Manel
Pues sí señor, Manel, en Torla, como en todo Aragón, dominan el ternasco y de hecho hay un par de restaurantes buenos.
A ver si te animas aunque sea con la rutilla de los miradores…, como mucho tendrás que caminar 40 minutos….jeje ( y luego al ternasco, claro…jajaja )
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Gracias otra vez por tu magnífico relato, Gabi. Está narrado de forma tan pausada, detallada y descriptiva que al leerlo te da la sensación de que estás conociendo los valles. Te confieso que cada vez que hablas de senderos llanos me da una alegría esperanzada y no veas la excursión a los miradores en 4 x 4. Esperando ya nuevos viajes y excursiones que tanto ilusionan.
Veo que a tí también, como a Manel, lo que más ha llegado ha sido la ruta de los Miradores…jajaja…. Bueno, tú has dado un pasito más, porque te has fijado que hay tramos “llanos”…. y quizá ahí te animes !
Te sigo agradeciendo tus comentarios siempre tan estimulantes.
Un abrazo
Gabi gracias por darnos la oportunidad de volver a andar esos senderos, de rememorar la magestuosidad de esas cumbres y la belleza de ese valle. Salvando todas las distancias – empezando por la diferencia radical del paisaje – diria que es nuestro particular “Monument Valley”. Jajaja (creo que tu conoces el americano,no?)
Fijate que a pesar de todo el tiempo transcurrido desde que comparimos esa salida a finales de los 70´s o principios de los 80s, todavía tengo un recuerdo muy vivido – algunas fotos ayudan – de nuestra llegada a la Cola de Caballo.
Yo he regresado a Ordesa y al Perdido en otras dos ocasiones pero también hace ya muchos años. Recuerdo que en una de ellas un imperdonable error de cálculo nos hizo terminar de bajar el Perdido sin linternas después de haber anochecido. Una de esas aventurillas estúpidas de las que uno se acuerda siempre . Jajaja.
Y no recuerdo ningún ternasco pero si esas sabrosas truchas pirenaicas que comimos en Torla!
Abrazote.
Rescatadas dos imágenes. 1982. No se si es o no la Cola de Caballo pero que chavaleria!
Que bien Pere, que rememores aquella salida. Tengo los recuerdos muy vagos…… Recuerdo que estábamos en un hotel en Torla y recuerdo que fuimos a Ordesa pero no recuerdo que llegásemos a la cola de caballo….., creo que estaba medio nevando…, tienes fotos ? También recuerdo que nos fuimos a Jaca y no encontramos hotel…y acabamos en un camping, en tiendas y a 10 bajo cero…. ( supongo que es el mismo viaje, no ? )
Lo de tu regreso del Perdido por la noche y sin linternas…, es fuerte, pero “pringadas” en la montaña siempre hay…. jeje. Y lo del ternasco…., pues ahora lo tengo muy claro, pero entonces no sé si teníamos los bolsillos para ternascos….
Un abrazo.
He rescatado 2 fotos que he añadido al anterior comentario.
Nevaba si, pero nosotros como de paseo y vermú dominguero! jajaja
¡¡Eramos tan jóvenes e intrépidos!!