PEÑÍSCOLA. SIERRA DE IRTA: “Un tesoro desconocido en Castellón”.
El Parque Natural y Reserva Marina de la Sierra de Irta, es un tesoro escondido en la costa castellonense, que discurre a través de 14 km entre las poblaciones litorales de Peñíscola al norte y Alcocebre al sur. Por el interior, la vertiente noroeste de la Sierra la enmarcan las poblaciones de Alcalá de Xivert y Santa Magdalena de Pulpis.
Actualmente es una de las pocas sierras costeras que se conserva vírgen en el litoral mediterráneo, a pesar de la fuerte presión urbanística que tiene a su alrededor.
Es un lugar único, en el que se puede disfrutar de cómodas caminatas por fáciles senderos y pistas, que nos permitirán conocer el interior de la Sierra, donde encontraremos restos históricos, como el Castillo de Xivert, de origen Templario, ermitas como la de San Antonio o torres árabes de vigía y defensa como las de Ebrí y Badum.

Los desniveles son suaves y su punto más alto, el pico de Campanillas apenas llega a los 600 m, por lo que estos paseos nos permiten contemplar, no demasiado lejos, el mar Mediterráneo como telón de fondo, al que se puede llegar fácilmente por suaves lomas y pequeños barrancos que nos permitirán descubrir la otra cara de este tesoro ecológico, el conjunto de calas y playitas que guarda el litoral de esta joya que es el Parque.
Las posibilidades para visitar todo este conjunto son muy amplias. Hay numerosos senderos señalizados, pistas en buen estado por las que se puede circular en bicicleta y zonas de pista, las más pegadas al litoral, por las que está permitida la circulación en coche hasta algunas zonas señalizadas de aparcamiento en las diferentes calas. Es muy fácil descubrir y disfrutar de la Sierra de Irta.
He incorporado un sencillo mapa turístico que nos permitirá identificar a simple golpe de vista los lugares de los que se habla en el texto y también unos cuantos recorridos para hacer a pie o en bici, identificables por los colores chillones rojo, azul, morado o amarillo.

Podemos acercarnos con el coche hasta Alcalá de Xivert o Santa Magdalena de Pulpis, las dos pequeñas y sencillas poblaciones desde las que podremos acceder a descubrir recorridos por la parte más interior de este pequeño macizo.
Vale la pena la visita al Castillo de Xivert, de origen Templario, del siglo XII. Posteriormente fue convertido en fortaleza musulmana, que es como se conserva actualmente. Con una posición dominante sobre el perfil de la Sierra y el mar, el panorama que se vislumbra desde este enclave, es excepcional.

Existen itinerarios, fantásticos, que unen zonas interiores con la zona costera y que nos permiten llegar hasta los azules más maravillosos del mar Mediterráneo, a través de senderos jalonados de pinos, palmitos, brezo, tomillo, romero, que llegan prácticamente hasta las mismas calas, haciendo difícil distinguir el momento en que el olor a salitre y mar, sustituye al aroma de las plantas.


Quizá los itinerarios más populares están en la costa, en las calas de arena o bolos, pasando por los pequeños acantilados y zonas rocosas que dibujan este pequeño pero fascinante litoral, completamente virgen.
Por el sur, se accede desde Alcocebre. Directamente andando, o en bici o coche. Justo al inicio de este recorrido encontramos el Faro de Irta, moderna construcción que data de 1985 y que, junto con el Faro de Nules, son los dos únicos faros de todo el litoral español que han sido diseñados y construídos por mujeres arquitectas. No deja de ser una curiosidad que estén ambos en la costa de Castellón.
En nuestro recorrido desde Alcosebre, podremos disfrutar de las calas y playas de Mundina, Serradal, Cubanita y Argilaga.
Por la parte norte, desde Peñíscola, donde está la Oficina interpretativa del Parque, tenemos diferentes senderos a los que podremos acceder para recorrer zona interior o zona costera, pasando por la emblemática Torre Badum, construcción circular, de piedra, de 13 m de altura, perfectamente conservada que se eleva casi 100 m sobre el nivel del mar, siendo el punto más alto de la costa y la imagen más característica del Parque.

De la Torre Badum hacia el sur, un recorrido sublime, contemplando los increíbles colores turquesa del mar, que más nos hiciera creer que estamos en el Caribe, disfrutando de la belleza de recónditas y minúsculas calitas y de las playas del Russo, del Pebret, de Irta y de la Basseta.


Hay diferentes lugares bonitos donde quedarnos alojados, pero puestos a elegir “cuartel general” desde donde organizar cada día las actividades por el Parque, sin ninguna duda tenemos el sitio ideal en Peñíscola.
Peñíscola es una pequeña ciudad llena de atractivo y a pesar del crecimiento urbanístico y el turismo, siempre conservará la imagen icónica de pueblecito amurallado, construido en una península rocosa, unido al mar por una lengua de arena y rematado por su formidable fortaleza, el Castillo del Papa Luna, que acaba de darle al lugar todo el tinte legendario con que ha llegado hasta nuestros días.
Era la época del Cisma de Occidente y los “escindidos” de Avignon, eligieron en 1394 como nuevo Papa a Pedro Martínez de Luna, español, quien designó como residencia pontificia el castillo de Peñíscola, donde vivió hasta su muerte en 1423, como Benedicto XIII.

Subir las empinadas callejuelas del pueblo antiguo, atravesar las puertas de sus murallas, contemplar las vistas en 360º desde lo más alto de esta ciudadela y, por supuesto, visitar el Castillo del Papa Luna, es una relajante actividad que nos dejará huella en la memoria.
Si queremos huellas en las papilas gustativas, existe un restaurante en Peñíscola que nunca falla. Es Casa Jaime. Además de innumerables exquisiteces, tiene un plato estrella, un arroz caldoso de espardenyes y ortigues de mar, llamado “arroz Calabuig” porque al parecer en el año 1954 las generaciones anteriores que regentaban el establecimiento, lo inventaron para Luís García Berlanga, el director de cine valenciano que rodó allí su famosa película, Calabuig.
Hoy sigue siendo un plato de culto que vale la pena probar.
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Gabi, muchas gracias por descubrirnos un itinerario tan próximo y a la vez tan atractivo como este de la Sierra de Irta.
Tuve ocasión de visitar Peñíscola, el pueblo amurallado y su preciosa playa flanqueda por el castillo del Papa Luna, un verano de hace ya…¡más de 20 años! Iba camino a Valencia, a pasar unos dias en casa de unos amigos durante las Fallas. Alli comprobé que los valencianos son majísimos y saben divertirse, pero desarrollé una alergia insuperable a esos petardos que estallan justo a tu lado haciédote añicos el tímpano correspondiente y todo tu sistema nervioso.Fueron mis primeras y últimas Fallas. Imagino a Maite soltándome un: “Tu si que eres un buen Petardo”. Ja, ja, ja.
Petardeos a parte y hablando ya más en serio me ha sorprendido mucho la cantidad de rutas facilmente accesibles y con desniveles de paseo… y el puñado de calas que describes en la zona. ¡Todo ello jalonado además de castillos templarios! ¡Me dejas mas emocionado que el sabio Hamilton del Calabuch de Berlanga! Y por cierto, hablando de cine, no puedo dejar de recordar que en Peñíscola se rodó también en los años 60 “El Cid”, dirigida por Anthony Mann con Charlton Heston, Sophia Loren y Raf Vallone. Y ha habido muchos más rodajes localizados allí. Ultimamente creo que incluso de “Juego de Tronos”. Peñíscola es tremendamente fotogénica. Ahora, gracias a ti, hemos descubierto que además todo su entorno natural es un lugar muy digno de visitarse.
Gracias. Un abrazo.
Efectivamente, Pere, Sierra de Irta es un lugar sorprendente por lo bello, asequible y desconocido. Veo que te ha llegado el mensaje y se te ha abierto el apetito. Espero que tengas ocasión de pasear por allí unos días y conocerlo, seguro que se confirmarán tus buenas suposiciones.
No me he querido extender en el artículo en el tema cinematográfico, pero efectivamente el rodaje de El Cid, en 1961, puso en el mapa mundial a Peñíscola. Desde entonces, para bien y para mal, todo cambió allí. Perdió el encanto del pueblecito marinero amurallado y encaramado a la roca, pero se hizo popular, mejorando muchos aspectos estéticos y creciendo en infraestructura y servicios….., ahora ya, quizá demasiada infraestructura…
Durante una época, 1988-2008, acogió el Festival de Cine de Comedia, que era todo un acontecimiento y como bien dices ha sido escenario de otros rodajes, entre ellos la última película de Berlanga, París-Tombuctú, de 1999, que supuso su vuelta a Peñíscola 50 años después de Calabuig. Realmente el tema cinematográfico daría para una entrada…, toma nota !!
Gracias por tu comentario y un fuerte abrazo
Gabi, un muy bonito y atractivo artículo en una zona que aún habiendo visitado, desconocía esa Sierra.
Nos presentas unos rincones realmente maravillosos, pequeños tesoros que hacen más fascinantes esos lugares que llevan nombre en mayúsculas y aún siendo conocidos por todos, uno no se adentra en sus entrañas.
Queda agendada esa Sierra para una próxima ocasión, y poder disfrutarla leyendo y sintiendo en cada uno de sus rincones tu paso por ella.
Gabi un abrazo.
Pere S.
Así es, Pere, un Parque Natural hecho a tu medida, idóneo para patearlo o pasear en bici, disfrutando tanto de la parte más “montañera”, como de sus excelentes calitas. Y por cierto, que no he comentado en el artículo que dentro del Parque, cerca de la parte de Alcocebre, dispone de un camping “ecológico”, a unos 100 m de la costa, que vale la pena conocer.
Espero que acabes yendo por la zona. Ya me contarás.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Una interesantísima entrada, Gabi, que me hace desear volver a Peñíscola ya con capacidad de apreciarla.
Yo también estuve allí hace unos veinte años, pero en mi caso como destino elegido para unos días de vacaciones y el recuerdo es terrible. Teníamos solo un niño, de unos dos años, y nos pasamos los días (no paró de llover) escondiéndonos y saliendo del armario de la habitación para entretenerlo. Nos alojábamos en la Hostería del Mar y nos cobraron un pico por una papilla de verduras, que no estaba en la carta y nos hicieron como un favor. Evidentemente, mi hijo no se dignó a probarla. ¡Teníamos que haber ido a casa Jaime a tomar el arroz Calabuig, lo que es la ignorancia!
Pero no me volverá a pasar, no mas viajes sin tu sabio asesoramiento.
Y a las próximas Fallas te acompaño yo, Pedro, para que descubras el encanto de los petardos bien tirados. ¡Te convertirás en un adicto!
Bueno, Maite, con la experiencia vivida que relatas de Peñíscola, no te queda más remedio que volver…., estoy seguro que el pueblo y el Castillo te gustará más que el armario de la Hostería del Mar. Incluso si volvéis ahora, con el niño ya crecidito, seguro que a él también le gustará el arroz Calabuig de casa Jaime más que aquella papilla de verduras que le queríais endosar hace 20 años… jajaja…
Hasta de las encantadoras playitas del Parque podríais disfrutar, pues son muy asequibles tanto desde Peñíscola como desde Alcocebre.
Que conste que mientras escribía este artículo y estando el Parque Natural Sierra de Irta en la Comunidad Valenciana, pensaba en tí y en si lo conocerías o no. Por tu comentario, entiendo que no lo conoces, por lo que te recomiendo vivamente que lo hagas, te gustará y además podrás presumir de un tesoro de tu tierra.
Te mando un abrazo
Gracias Gabi por una recomendación tan bonita y cercana. Leer en estas fechas de días de frío y lluvia tu reportaje ilumina la mente y el alma. Parece mentira que habiéndome criado tan cerca de estos paisajes no conociera la Sierra de Irta y su belleza, tan accesible desde Peñíscola. El consuelo es que queden tesoros por descubrir e ilusionarse. Habrá que ir a explorarlo pronto.
Un abrazo.
Bien, Cinta, veo que este destino te parece asequible ( en otros muchos que he escrito, te dabas por satisfecha con la lectura del relato… jeje..). Así que una vez más, te animo a que vayas a conocer el destino protagonista de mi entrada, pero esta vez con la esperanza fundada de que quizá así será. Realmente es un sitio estupendo para pasar unos cuantos días de relax en época pre estival…, finales de mayo, primeros de junio……, ahí lo dejo, jaja..
Te agradezco tu comentario y te mando un abrazo.
Ostras Gabo, te leí la entrada justo al salir del horno la web, pero se me fue la pinza y hasta hoy que releyéndola, me apuro para escribirte unas palabras.
Lo hice hace un par de semanas y lo vuelvo a hacer hoy, agendo inmediatamente una visita a ese lugar tan cercano y que tan maravillosamente describes. Siempre hablas de lugares y paisajes absolutamente mágicos y sugerentes pero éste, por su accesibilidad y cercanía se hace extraordinariamente fácil. Así que te aseguro una visita casi inmediata y la elección de uno de los recorridos que indicas. Por supuesto, se que estabas pensando enmi cuando señalaste ese “Casa Jaime”, no te defraudaré.