Paestum, joya de la Magna Grecia.
GANADOR DE LA 3ª ENTREGA DE CERCANT L’ART (maig): Gabi.
PARTICIPACIÓN: 6 concursantes.
OBRA PRESENTADA: Fresco de la Tumba del Nadador. Arte griego, periodo clásico. Museo de Paestum, Italia.
Los Griegos, empujados por la estrechez de su territorio, la huida de conflictos bélicos o políticos, el comercio o simplemente el afán de exploración tan característico del ser humano y el deseo de “comenzar de nuevo”, fundaron colonias por todo el Mediterráneo. Las más florecientes y de mayor importancia fueron las que se implantaron en las costas de Asia Menor y en la Magna Grecia.
La definición de Magna Grecia indica el conjunto de las ciudades fundadas por los griegos a lo largo de las costas de Sicilia y del sur de Italia, como Cuma, Nápoles, Tarento, Sibaris, Agrigento, Selinunte, Siracusa, Paestum, Velia…Topónimos todos ellos muy evocadores, aunque quizá el que más fuera “Gobierno Justo” (la actual Pozzuoli, en la bahía de Nápoles), que así llamaron al lugar en que se establecieron (521 a.C.) sus fundadores, refugiados pertenecientes a la aristocracia de Samos, en claro contraste con la tiranía imperante en su patria.
Paestum, anteriormente Posidonia y Lucana, situada en la provincia de Salerno (región de Campania), a 92 Km al sur de Nápoles, es el nombre romano clásico de una de las más importantes ciudades grecorromanas, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1998. Fue fundada alrededor del año 600 a.C a orillas del mar, cerca de la desembocadura del río Sele, por los Sibaritas (pobladores procedentes de la ciudad de Sibaris). A ellos, que tenían fama de ser dados al lujo y a la molicie, recordamos cuando empleamos la expresión “sibarita”.
El nombre dado por los sibaritas a la colonia fue Posidonia, en honor a Poseidón, dios del mar. Cuando en el 510 a.C. Sibaris fue arrasada por sus antiguos aliados de Crotona, Posidonia aprovechó para imponer su supremacía en la región con un alto nivel de potencia económica y política. En este floreciente periodo se edificaron los tres templos que se alzan en Paestum, llamados templos de Heras, diosa de la fecundidad y la maternidad, Poseidón y Ceres (en realidad los dos últimos estaban dedicados a Apolo y Atenea, respectivamente). El de Atenea, diosa de la sabiduría y las artes, se levanta en el punto más alto de la ciudad (como era habitual en aquellos templos dedicados a su advocación) y está construido en dos estilos diferentes, dórico y jónico, a diferencia de los dos templos restantes de orden dórico exclusivamente. De este mismo periodo se conservan numerosas obras de arte que se pueden admirar en el Museo.
En el año 400 a.C. Posidonia fue ocupada por los lucanos, una población itálica, y pasó a llamarse Lucana. A su vez, en el años 273 a.C. se convirtió en colonia romana y adquirió el nombre definitivo de Paestum.
El fin del Imperio Romano coincide con el de la ciudad. Alrededor del año 500 d.C., debido a la obstrucción por la acumulación de arena en las desembocaduras de los ríos que corrían por la llanura a consecuencia de la erosión de los montes cercanos, los aguazales se filtraron por la ciudad y se agravaron sus condiciones de salubridad, entre otras cosas por la malaria. Sus habitantes la fueron abandonando gradualmente y acabó convertida en una ciénaga. Está adversidad, sin embargo, se convirtió en su salvaguarda ya que los pantanos y el boscaje preservaron los importantes restos arqueológicos de las destrucciones y expoliaciones llevadas a cabo en otros lugares durante siglos.
El redescubrimiento de Paestum tuvo lugar por pura casualidad en 1752, durante la construcción de una carretera ordenada por Carlos III, cuando todavía era virrey de Nápoles. La carretera atraviesa aún hoy la ciudad antigua y la divide en dos partes.
Siendo el siglo XVIII el del redescubrimiento de las ruinas de la Antigüedad y la búsqueda de las raíces clásicas de la cultura occidental, no es de extrañar que los ilustrados quedaran fascinados por Paestum. Para ellos, aquel era un lugar sorprendente e identificaron su arquitectura con los cánones de belleza y perfección del arte clásico heleno. Por aquel entonces, Roma, Pompeya y Herculano habían emergido del olvido, pero Grecia, en cambio, era una auténtica desconocida. De ahí que contar con un sitio como Paestum, en tan buen estado de conservación y en un lugar tan accesible, fuera un regalo para artistas, arquitectos y amantes de la arqueología. Unos le escribieron (Goethe plasmó su fascinación por Paestum en su Viaje a Italia), otros como Tourner la pintaron y muchos viajeros simplemente le admiraron.

Los ilustrados consideraban Paestum como el origen de la sabiduría y de la civilización, el lugar donde buscar los ideales perdidos de la libertad, la justicia y la verdad; era el esplendoroso pasado de la antigua Grecia.
Se cuenta que el arquitecto Jacques-Germain Soufflot regresó atónito a París tras visitar Paestum a mediados del siglo XVIII. Nunca había observado unos edificios en ruinas que destilaran tanta perfección y armonía. Sin duda, la mejor inspiración en los últimos días del Barroco.
La huella de su viaje a Paestum quedó grabada para la eternidad en el frontón, el peristilo y la cripta del templo de Santa Genoveva de París, hoy Panteón Nacional. Soufflot lo diseñó en 1758 con la idea de alzar una iglesia que rivalizara con las de San Pedro de Roma y San Pablo de Londres. Con voluntad o no, el arquitecto puso de moda en Francia el estilo dórico que había contemplado en Paestum. El Neoclasicismo, así llamado el nuevo arte concebido por Soufflot, sustituyó al decadente Barroco y se difundió a gran velocidad por el resto de Europa.

En la actualidad, en Paestrum, además de los templos griegos, se pueden admirar también restos de la muralla de la ciudad, la vía sacra que unía el templo de Hera con la desembocadura del Sele, el Foro, el Templo Itálico, el anfiteatro, el gimnasio, la Capilla Hipogéica (subterránea), el Museo y a su lado una pequeña basílica paleocristiana del siglo V.
Una de las maravillas que se exhiben en el Museo de Paestrum es la Tumba del Nadador, hallada por el Mario Napoli en 1968 cuando excava una pequeña necrópolis a unos 1,5 Km al sur de la ciudad, fechada alrededor del año 470 a. C.
Los cuatro lados y la parte superior de la sepultura están hechas de cinco losas de piedra caliza local, mientras que el piso está excavado en el suelo de piedra natural. Las cinco losas, unidas mediante yeso con gran precisión, formaban una cámara de un tamaño aproximado de 215 x 100 x 80 cm y están completamente recubiertas de frescos. Con el estudio de las pinturas han podido distinguirse dos artistas, de los cuales el menos habilidoso es el que decoró la pared sur.
En las cuatro paredes de la sepultura está representado un banquete fúnebre con escenas amorosas, músicos, juegos y efebos.


La losa del techo contiene la famosa escena que da su nombre a la tumba: un estilizado nadador desnudo se lanza con aparente alegría desde un trampolín hacia las ondeantes aguas de una corriente, simbolizando el salto hacia el más allá. A ambos lados de la escena se pintaron dos elegantes árboles, uno a nivel del suelo y otro enraizado en la delicada cenefa que enmarca las figuras.
La importancia de los sorprendentes frescos de la tumba proviene de que de los miles de tumbas griegas que se conocen pertenecientes al periodo clásico o arcaico (cerca del 700 al 400 a.C.), esta es la única con pinturas de personas, a diferencia del resto decoradas con motivos geométricos o florales, por suerte conservada en todo su conjunto.
Sólo se encontraron unos pocos objetos dentro de la tumba. Cerca del cadáver (que se cree pertenece a un hombre joven, pese al estado sumamente deteriorado del esqueleto) se hallaba el caparazón de una tortuga, quizá un símbolo de la nave para el último viaje.
Cinta.
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Molt interessants com sempre Cinta els teus “descobriments arqueològics”. Per a mi realment ho ha sigut perquè el desconeixia, malgrat recordar el fresc del nadador.
També resulta molt enriquidor recordar l’origen de paraules, encara en ús, i d’origen tan llunyà com “sibarites”. I l’etimologia de paraules com “posidònia”, la planta aquàtica endèmica del Mediterrani, que com potser sabeu també es Patrimoni de la humanitat des de 1999 (les praderes de posidònia d’Eivissa i Formentera). Recordo, com a curiositat, que allí fa uns anys es va trobar una planta de posidònia d’uns 8 km de llarg, a la que se l’hi ha atribuït una edat de 100.000 anys! Diuen que aquesta posidònia és un dels organismes vius més grans i longeus del món!
Tant de bo el deu grec-roma que els hi dóna el nom, Poseidón, tornes per prendre mides i fins i tot venjança contra tots aquells que la fan minvar posa’n en perill tot l’ecosistema del nostre estimat “Mare Nostrum”.
Que interessant Cinta! i quina llàstima encara no haver obert el llibre “el mundo clásico” que vas recomanar i que vaig adquirir pel passat Sant Jordi. Allà, ara fa una estona, he trobat la referència que amenitzava el teu “cercant l’art”.
Després de seguir el teu article i gaudir de les teves explicacions he decidit fer una lleugera modificació del recorregut pel sud d’Itàlia que, com ja saps, tinc intenció de fer al llarg del proper mes d’octubre. Així doncs, en la etapa Matera-Salerno, segur que em deixo caure per Paestum i li faig una foto a la llosa del sepulcre. Tan bon punt la faci, te l’envio.
Petons