LOS ACTORES TAMBIÉN CANTAN (CUARTO CAPÍTULO)

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Imagen de portada: Gene Kelly en ‘Cantando bajo la lluvia’ (CORDON PRESS)

No debo abandonar los años cincuenta sin detenerme en el hito que seguramente marcó la transición del cine musical más clásico hacia su siguiente evolución.

“Cantando Bajo la Lluvia” y sus actores principales, bien se merecen un capítulo aparte.

Es cierto que sus tres intérpretes principales habían tenido alguna relevancia como cantantes previamente a sus papeles en la gran pantalla.

No es menos cierto que en la década Cuarenta/Cincuenta muchísimos aspirantes a artistas cantaban, bailaban y actuaban desde niños, peregrinando hasta la Meca de Hollywood en busca de su oportunidad.

En el capítulo que redacto hoy trataré de centrarme en transmitir lo más curioso y significativo de la película, de Gene Kelly, Debby Reynolds y Donald O’Connor.

Fiel a mi anarquía le abro una ventana a Doris Day.

Os preguntaréis con razón, qué pinta aquí esta última.

Evidentemente no pinta nada, pero al cerrar esta etapa creo que es de justica hacerle un hueco, aunque sea con calzador, puesto que ella, junto a Debbie Reynolds, mejor representa el sueño americano de los años cincuenta con un almíbar muchas veces difícil de digerir sin duda. Seguramente más de un injusto detractor no lo entenderá, hay muchos, pero espero dar algún argumento del porqué ella está aquí.

Empezaré pues, por esta última.

DORIS DAY.

 La encarnación más determinante del gran sueño americano de Eisenhower es un claro ejemplo de lo descrito en la introducción.

Mermelada de fresa que sin embargo trabajó durísimo para transmitir con tanta veracidad ese papel.

Republicana recalcitrante y cristiana ferviente no debería sentir demasiados escrúpulos con la dinámica de la mayoría de sus películas.

Llegó a ser considerada una de las personas más importantes de los Estados Unidos.

Empezó desde niña con la supervisión de un severísimo padre, de origen alemán, músico de profesión que la dirigía hacia un registro clásico.

Sin embargo, su madre más dulce, la acompañaba en su camino hacia ritmos nuevos. Ella, seducida por la aparición de voces como Billie Holiday, Pati Page o Sarah Vaughan se entregó a la nueva corriente.

Se preparó muy precozmente para bailar, se decantaba profesionalmente, cuando un accidente de automóvil a los19 años le obligó a encaminar su carrera mayormente hacia el canto y la actuación.

Descubierta por Michael Curtiz cuando cantaba en un club de Nueva York, le ofrece participar en su nuevo proyecto cinematográfico.

Rueda en 1948 “Romance on the high seas” (romance en alta mar).

 Después de papeles muy menores en películas insulsas, dirigida de nuevo por Curtiz protagonizó un excelente film de perfil dramático junto a Kirk Douglas y Laurent Bacall, “El Trompetista” en 1950. La película se basa vagamente en la biografía de Bix Beiderbecke, pionero jazzmen de los años 20 y el más célebre trompetista blanco de su época.

Vale la pena rescatar la secuencia donde Doris canta “I may be wrong”.

La mayoría de sus películas fueron musicales de corte clásico.

En 1955 interpreta a la cantante Ruth Etting en la película “Love me or Leave me” (“Quiéreme o déjame”). Para mí una gran película con muy buenas canciones.

Pero sin duda, entre nosotros la canción con la que más asociamos a esta actriz la interpreta en la película de Alfred Hithcock “El hombre que sabía demasiado” (1956)

Se trata de la canción que contiene el pegadizo estribillo de “Qué será, será” que, entre otras razones, resulta clave en la resolución de la trama.

Su dramática biografía con cuatro sonoros fracasos matrimoniales, maltratada y engañada, no tenía nada que ver con la imagen que proyectaba en pantalla.

La amistad que trabó con Rock Hudson interpretando comedias muy comerciales en los años sesenta, sin números musicales, le proporcionó, junto a su activismo animalista, unos últimos años tranquilos hasta los 97 años de edad.

Nunca le dieron el Óscar de honor que sin duda se reclamaba y merecía.

CANTANDO BAJO LA LLUVIA

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Cartel de la Pelicula: Cantando bajo la lluvia – Singin’ in the rain. Atribución: taquillaespana.com

Se trata de una película que marca un punto de inflexión en la historia del cine musical.

Termina la edad de oro de los años 40/50 y una forma de entender el cine musical.

Los escenarios ya han salido de los estudios y el guion empieza a tener más relevancia.

Los números musicales entran con más naturalidad en la trama.

La entrada de la televisión en los hogares transforma los gustos del público.

Llega Elvis y arrasan los Beatles.

Al mismo tiempo Gene Kelly ha alcanzado la cima y empieza su declive.

Acaba de rodar con Vincent Minelli la película que él mismo consideró su cumbre creadora y arrasó con seis Óscar, “Un americano en París”.

“Cantando bajo la lluvia” surge de la codirección de Kelly con su amigo Stanley Donen en 1952.

El grado de perfeccionismo y máxima exigencia que el bailarín y coreógrafo practicó en el rodaje creó muchísimos problemas.

Si con alguien fue especialmente duro fue con la jovencísima e inexperta Debbie Reynolds de 19 años.

Intentó a toda costa evitar su contratación alegando que no podría dar la talla.

Ella, otra actriz muy representante de esa época que flirtea constantemente con la cursilería, había participado en musicales menores resaltando “Two weeks with love” (Dos semanas de amor) de 1950 donde canta con Carleton Carpenter, una pareja habitual de entonces, ”Abba Dabba Honeymoon” o “Three Little Words” (1950) donde interviene en “I Wanna be Love by you” (canción que inmortalizó Marilyn Monroe y demuestra que las comparaciones son odiosas) . Aquí la dobla Helen Kane que sirvió de modelo para los dibujos emblemáticos de Betty Boop.

En este film coincide y baila con Fred Astaire (Three little words), un biopic sobre la vida del compositor Harry Ruby y que años más tarde Astaire consideró una de sus películas favoritas.

Lo cierto es que Reynolds carecía de nivel tanto en canto como en baile por aquel entonces.

Kelly era esclavo de la tiranía de los estudios MGM con uno de sus contratos draconianos. A pesar de sus ruegos por obtener a una coprotagonista más adecuada, no cedieron.

Todo ello acrecentó su disgusto durante un rodaje con el que no se terminaba de identificar.

Años más tarde, el propio Kelly declararía “no me porté muy bien con ella, me extraña que todavía me hable”.

Fue Fred Astaire, íntimo amigo de Kelly, quien se ocupó de convencerlo para que trabajara duro con Debbie para que llegara al nivel exigido.

Ella llegó a comentar al final de sus años que el parto de su hija, Carrie Fisher, y el rodaje de esta película, fueron los momentos más difíciles de su vida.

Llegó a dormir en los estudios debido a las interminables sesiones de trabajo y la enorme distancia de su casa.

Al final del rodaje de la secuencia de baile de la canción “Good Morning” le sangraban los pies de tanto claqué.

La respuesta de Kelly a sus quejas fue simple y fríamente, “pues te los limpias”.

Para el complejo baile de “Good Morning”, empezaban a grabar a las ocho de la mañana y terminaban a las once de la noche. Necesitó 40 tomas.

A pesar de sus progresos, la exigencia de Kelly era tan alta que él mismo tuvo que doblar algunos sonidos de claqué porque no sonaban perfectos.

Para un número de baile superlativo en cuanto a técnica como era el de “The Broadway Melody Ballet” definitivamente tuvo que buscar una substituta para Debbie.

La elegida fue Cyd Charisse, gran bailarina, pero más alta que él,  circunstancia que provocó complejos movimientos de cámara para que no se notara la diferencia de estatura.

Con las canciones, Debbie se defendía correctamente, pero no lo suficiente para los directores que opinaban que no llegaba a los agudos deseados.

Lo más curioso del caso es la paradoja que supone que sea Debbie Reynolds la que es doblada en el resultado final del montaje cuando se supone que es ella la que dobla a la protagonista del film que están rodando.

Jean Hagen, en la película la actriz Lina Lamont, que es doblada por tener una voz infame, es la que canta sus propias canciones.

Se puede encontrar, para quien lo desee, las versiones que realizó Debbie.

La mayor controversia sin embargo, la provocó la secuencia del beso a la joven e inexperta actriz por parte de Kelly.

Sin ensayar ni avisar le metió la lengua hasta la garganta.

El hecho, ella comentó que nunca había besado así, fue muy traumático. Se apartó y gritó como si la besara el diablo.

Por otra parte, Donald O’Connor sí era un experto bailarín, pero los cuatro paquetes de cigarrillos que fumaba a diario y el extenuante rodaje de las escenas de la canción “Make ‘Em Laugh”, muy especialmente cuando tiene que dar la voltereta en la pared vertical, llevaron al actor tres días al hospital.

Lo peor fue que al regresar, tuvo que repetir tal escena porque se había quemado parte de esa secuencia al montarla.

La gracia que transmitía durante las pausas del rodaje O’Connor fue el detonante para que Gene Kelly le trasladara la responsabilidad de la creación de toda esa genial secuencia, no prevista en un principio, en la que recurre a viejos trucos de su repertorio de vodevil.

La canción supuestamente original de la película (la única que se considera original junto a “Mosses Supposes”), consta como un plagio de la canción “Be a Clown” que Cole Porter escribió para “El Pirata” (1948) de Vincent Minelli. Porter confesó más tarde que no quiso denunciar a la productora debido al respeto y admiración que sentía por “Cantando bajo la lluvia”.     

O’CONNOR es otro de esos actores, bailarines y cantantes que proliferaron en los años cuarenta/cincuenta.

A los doce años ya actuaba con su madre. Nunca fue a la escuela y sus maestros fueron sus compañeros mayores durante las giras.

Su hermana murió siendo muy niña en un accidente de coche y su padre en el escenario mientras actuaba al enterarse de la trágica noticia.

Fue un auténtico prodigio muy querido en la profesión. Mi reconocimiento personal se debe a otra curiosa circunstancia.

Era mi ídolo de juventud junto a la mula Francis.

Para terminar, quiero remarcar alguno de los mitos y curiosidades que envuelven a esta inmortal película.

Se dijo que la famosísima y emblemática secuencia de Gene Kelly cantando y bailando bajo la lluvia se rodó en una única toma con Gene Kelly a cuarenta de fiebre.

Lo de la fiebre es tan cierto como que se tardaron tres días y un gasto equivalente a un tercio del total de la producción.

Hay controversia con las gotas de lluvia. Se dijo que para no crear reflejos se había utilizado una solución salina con gotas de leche.

Es cierto que es difícil rodar una secuencia así con agua, pero no es menos cierto que tras varias tomas se consiguió el efecto deseado.

La canción emblemática, “Singing in the rain”, no es original. Apareció previamente en otras películas empezando por “The Hollywood Revue” de 1929.

No consiguió ningún Oscar. Tan solo Jean Hagen fue nominada como actriz de reparto y Lennie Hayton como mejor orquestación de película musical.

Como he dicho, nunca GENE KELLY imaginó la inmortalidad de esta película.

Él fue bailarín desde niño lo que le ocasionó acoso escolar. Hay quien atribuye atribuyen su fuerte carácter y grado superlativo de exigencia a esta circunstancia.

De familia acomodada, llegó a ser incluso abogado.

Con esta película empezó su declive hasta dirigir “Hello Dolly” el 1968, sin demasiado éxito de crítica y en 1980 aparecer y dirigir “Xanadú” con Olivia Newton Jhon. Otra experiencia no demasiado feliz.

Fue llamado por Madonna para coreografiar una de sus giras en 1993, pero la relación volvió a ser un fracaso pese a su entusiasmo.

La nota curiosa es su participación en un anuncio de Freixenet, dirigido por Leopoldo Pomés en 1981 con un montón de problemas. Tampoco resultó ser una buena experiencia.

Gene Kelly una vez dijo, “Si Fred Astaire es el Cary Grant del musical, yo soy Marlon Brando”.

Gracias amigos………..TO BE CONTINUED!!!!!!!!

2 comentarios en «LOS ACTORES TAMBIÉN CANTAN (CUARTO CAPÍTULO)»

  • el domingo, 12 de febrero de 2023 a las 2:01 pm
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    ¡Impresionante esta serie de entradas Pepe! Muy documentadas y llenas de anécdotas. En este capítulo me quedo con la imagen de recatada monjita que se gasta Doris Day en contraste con Lauren Bacall y el ambiente del local 🙂

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  • el jueves, 23 de febrero de 2023 a las 12:47 am
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    Querido amigo, la falta de tiempo debida a asuntos diversos, redactar mi propia entrada y una calçotada, me impiden responderte como mereces.
    Solo te diré que anteanoche, empujado por tu genial entrada y aprovechando que se emitía en un canal de TV, volví a ver, por enésima vez, Cantando bajo la lluvia, grande en la historia del musical y del cine en general.
    Siempre tuve una simpatía especial por Donald O’Connor. Ahora que sé lo que le ocurrió por subirse a las paredes y que era un fumador empedernido, me cae aún mejor.
    En cuanto a las chicas, con todo mi respeto por las cándidas Reynolds y Day, me quedo, de todas todas,con la inconmensurable Cyd Charisse. ¡Qué técnica… qué elegancia… y qué piernas (las más valiosas de Hollywood que fueron aseguradas por 5 Millones de dólares)!
    Seguimos bailando contigo, claqué… y lo que haga falta.

    Respuesta

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