Libros y rosas
Ha llegado Sant Jordi y el aspecto de la ciudad este año nos remonta a las celebraciones previas a la pandemia. Tímidamente las librerías vuelven a montar sus tenderetes en la calle con algunos autores, los más valientes o los más necesitados, firmando ejemplares y compartiendo anécdotas con los aguerridos lectores. Porque, como no podía ser menos, el público, deseoso de calle después de más de un año de mayor o menor grado de confinamiento, ha inundado Barcelona al igual, supongo, que vuestros distintos lugares de residencia.
Y hoy quiero compartir con vosotros mis recuerdos de esta fiesta, los recuerdos de una valenciana que se incorporó de forma precoz y entusiasta a esta fantástica celebración de la que volvía siempre cargada de libros. Ya con hijos, el festejo se enriqueció muy significativamente, un año recuerdo que casi me arrancan el cochecito de las manos en pleno Paseo de Gracia, experiencia similar por su impacto a unas Fallas en que, embarazada de ocho meses, creí que me sacaban el niño por la boca en una calle de Valencia. Pero es que yo siempre he sido muy tradicional o muy inconsciente ¡qué se le va a hacer!
Unos años más tarde, los niños con deambulación autónoma y yo integrada en el AMPA de su colegio, la celebración se organizaba con una recogida de libros de segunda mano cedidos voluntaria y desinteresadamente por los padres y adquiridos a módico precio por esos mismos padres y algún que otro espontáneo despistado. Se montaba un chiringuito muy aparente, que fue desplazándose del patio del colegio a una sala del mismo abierta al exterior, es decir, a la calle. Era muy divertido acudir con los chavales y decirles “coged lo que queráis” para darnos cuenta de como el mismo cuento adquiría un valor que no había tenido en el estante de su cuarto o regalado entre otros muchos obsequios en una fiesta de ludoteca.

En todo ese tiempo, yo he tenido rosas pintadas en un papel o hechas de celofán o plastilina, rosas de alambre o de fieltro y todas con mensajes acompañantes de todo tipo. Me entenderéis si os digo que tengo algunos guardados.
Y ahora, tengo rosas de verdad y regalo libros nuevos de librería (este año de la nuestra, evidentemente), unas y otros elegidos con todo el cariño y mucha ilusión y disfrutados de la misma forma. Pero… algunas veces echo de menos aquellas rosas.
- Teresa Martín y Jorge Luís Borges (III) - sábado, 23 de septiembre de 2023
- Teresa Martín y Jorge Luis Borges (II) - sábado, 24 de junio de 2023
- Teresa Martin y Jorge Luis Borges (I) - sábado, 20 de mayo de 2023
Que bonita figura “las rosas de la memoria”.
Te entiendo perfectamente, Maite. La rosa, siempre impregnada de belleza y perfección, gana, cuando decide transformarse con la ingenuidad de la mano de un niño.
Besos
Preciosas palabras que nos traen recuerdos entrañables y evocan el valor de lo sencillo y lo compartido, como ese chiringuito del colegio. Estoy de acuerdo, no hay regalos más tiernos que los trabajos manuales de los niños. ¡Qué tesoro!
Un abrazo.
Maite, preciosa tu entrada. Una evocadora flor de papel y palabras, que la ingenuidad y el insobornable cariño infantil, llenan de alma y auténtico perfume de rosa.
Un abrazo y un beso.
Maite perfecta entrada y recorrido del día de San Jordi y a través de los años de nuestra vida. Ahora con los hijos autónomos y empujando con fuerza. Que bonitos recuerdos ?
Que bonita entrada, Maite, evocadora de tus más íntimos recuerdos con tus hijos y la relación con las rosas y los libros. Bueno, evocadora de recuerdos y un poco nostálgica, lo cual aún ha hecho tu artículo más sensible y hace que los que lo leemos nos conectemos también con nuestros recuerdos de antiguos “santjordis”.
Gracias y un abrazo
Que recuerdos la de aquellos años con niños en los colegios preparando las rosas para celebrar ese día tan significativo en nuestra cultura.
Gracia me hace que viendo tus rosas veo y leo el pensamiento de mi pequeño, todavía no está por la labor.
Sus dibujos y sus pensamientos están aun lejos de la rosa. Ahora los tiene en sus superheroes y todo lo que les rodea.
Gracia me hace, pero convencido estoy que esa rosa llegará.
Un beso enorme Maite, y no sabía que de Valencia venias.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios sobre una entrada que me planteó dudas en su momento. Me daba cierto pudor el enfoque que seguramente no me habría planteado cuando empecé con la sección. Pero estos meses, que nos han permitido aproximarnos en muchos sentidos, han facilitado mi deseo de compartir estos sentimientos y usando el símil de la “magdalena de Proust” buscar despertarlos en vosotros. La sensibilidad de los comentarios me lleva a pensar que lo hemos conseguido. Gracias de nuevo.