INDONESIA (II), LA ISLA DE JAVA

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Java es un lugar auténticamente fascinante, por su historia, por su cultura, por sus paisajes. Es uno de los enclaves considerados como origen del género humano, pues fue habitado por uno de los primeros homínidos, homo erectus, que hubo en la Tierra. El “Hombre de Java” vivió en la isla hace 1,8 millones de años.

La fertilidad excepcional de su tierra volcánica, su climatología tropical y su enclave abierto a los mares, que le permitió desarrollar el comercio, hicieron que diferentes culturas fueran afincándose en la isla hasta hacer de ella la dominadora de todo el archipiélago. Actualmente es la más habitada del planeta con unos 150 millones de habitantes.

Sus primeros e importantes reinos de origen hindú y budista, que dominaron a partir del siglo VIII, dieron paso a los grandes reinos javaneses entre los siglos XI al XIV. Posteriormente llegaría el dominio islámico en los siglos XV, XVI y XVII. Por último, el dominio colonial holandés a partir del XVIII, hasta 1949 en que Indonesia logró su actual y definitiva independencia.

Es una sociedad culturalmente muy rica y abierta donde conviven numerosas etnias y dialectos diferentes, influenciados por tradiciones animistas, hinduistas, budistas y musulmanas. Seguramente, debido a esa cohabitación histórica, la religión islamista, mayoritariamente dominante, es moderada y hasta cierto punto permisiva con relación a las diferentes costumbres individuales y sociales que existen en la isla y en Indonesia en general.

A Java llegamos en vuelo desde Borneo y aterrizamos en la ciudad de Semarang en el norte de la isla y nos trasladamos en taxi, unas 4 horas, hasta Yogjakarta, ciudad de unos 600 mil habitantes, que está considerada la capital histórica y cultural de Indonesia. Eran como las 12 del mediodía, así que el desplazamiento en coche nos sirvió para descubrir el paisaje del interior de la isla. Durante el trayecto pudimos admirar los verdes intensos de los campos de arroz, zonas boscosas tropicales, palmerales y la figura de uno de los volcanes más emblemáticos y bonitos de la isla, el Merapi, de casi 3.000 m, considerado el volcán más activo de Indonesia, que tuvo su última gran erupción en 2010.

Merapi volcan
Yogjakarta Malioboro

Una vez instalados en Yogjakarta, decidimos acabar el día teniendo una primera toma de contacto con la ciudad, todo a pie porque el hotel estaba en el centro. Las grandes ciudades asiáticas pueden resultar un poco agobiantes para el recién llegado, así que hay que relajarse, observar y procurar percibir las sensaciones, sin más. Recuerdo mucha aglomeración de gente, muchas tiendas y puestos callejeros, mucha actividad. La gente se veía tranquila, sonriente, afable y daba la sensación de ser hospitalaria, de hecho, ya habíamos tenido una buena experiencia con el taxista que nos trajo desde Semarang que era muy hablador y no paró de contarnos acerca de las costumbres, la religión, la situación político-social y todo lo que a él le parecía que debíamos conocer, la verdad es que era muy simpático.  Caminamos por el eje principal de la ciudad, la calle Malioboro, hasta que empezó a oscurecer, pudiendo percibir la vida real de la ciudad y sus gentes, ya que casi no había turistas, o mejor dicho “extranjeros”, pués en Indonesia hay turismo interno o del resto de Asia oriental que nosotros no podemos diferenciar de los autóctonos.

Al día siguiente iniciamos la mañana con la visita al  Kraton, en el mismo centro de la ciudad.

Kraton
Kraton museo

El Kraton construido en 1755, es el palacio de los Sultanes de Yogjakarta, que se convirtieron en el máximo exponente de la resistencia ante los colonizadores holandeses, hasta la definitiva independencia de Indonesia en 1949. En reconocimiento, el primer presidente de la República de Indonesia, Sukarno, concedió a la ciudad, que a la vez es provincia, el estatus de “Región Especial de Yogjakarta”, teniendo el privilegio de ser la única provincia del país que continuaría siendo gobernada por un Sultán, además de manera hereditaria. A pesar de la polémica política que esta situación plantea por ser la única provincia de Indonesia donde no hay elecciones, el Sultanato es una institución querida y defendida por los habitantes de esta importante ciudad, que consideran que el Sultán ha sido siempre el garante del equilibrio entre las diversas culturas y religiones que conviven en la zona. 

Kraton 1
Kraton 2

El Palacio en sí es un gran conjunto de edificios y zonas ajardinadas, muy ornamentado, pero sencillo. Al entrar encontramos un gran recinto, como un patio de armas, con una especie de  pabellón porticado y techado, que es utilizado para la realización diaria de conciertos de música de “gamelán” y un pequeño escenario para representaciones de espectáculos de marionetas y danza. El “gamelán” es una orquesta tradicional indonesia caracterizada por la utilización de instrumentos muy especiales, como gongs o metalófonos. Es característico que los músicos y otros artistas que actúan en el palacio, así como todo el personal de servicio, unas mil personas, sean siempre gente mayor y van todos ataviados con los trajes tradicionales indonesios.

Mercado

El palacio forma parte de un enorme recinto amurallado, como una ciudadela, donde hay casas, mercados y todo tipo de tiendas, sobre todo de artesanos. Viven unas 25.000 personas y todo el conjunto representa un ameno paseo de unas 3 horas por las callejuelas que son en sí el verdadero núcleo antiguo de Jogjakarta.

Recuerdo que había muchos talleres de “batik”, que es seguramente la artesanía más representativa y valorada en Java. El batik es una técnica de teñido de tejidos que se hace aplicando capas de cera sobre el tejido a teñir, de manera que solo toman el tinte las zonas que han quedado sin cera. Esto permite hacer todo tipo de dibujos, ya que la operación se puede repetir tantas veces como se quiera. Esta artesanía es propia de todo el sudeste asiático, pero son los batiks javaneses los más reputados y valorados. Con estos tejidos confeccionan las vestimentas, tanto de hombres como de mujeres, tan típicos y coloridos en toda esta parte de Asia.

batik elaboracion
batik

Para acabar la jornada, nos dirigimos hacia los templos de Prambanam, a unos 20 km de la ciudad. Se trata de un conjunto de templos hinduistas construidos en el siglo IX.

Estamos frente a un conjunto arquitectónico de dimensiones colosales, que en origen estaba formado por unos 240 templos. Se trata de un gran espacio cuadrangular con una zona ligeramente elevada en el centro, también cuadrangular, donde están situados los 6 templos más importantes. Los tres más grandes dedicados a los tres dioses principales, en medio el templo de  Shiva de unos 50 m de altura y a cada lado los dedicados a Visnú y Brahma y delante de cada uno, otros 3 de menor rango.  Este conjunto principal está perfectamente rehabilitado, siendo construcciones de una gran riqueza escultórica y ornamental que relatan en los paneles tallados en la piedra, con todo tipo de detalles, las leyendas propias del imaginario hinduista.

Prambanam aerea 1

Fuera de este núcleo principal, hay algún templo en pie, pero la inmensa mayoría hasta los 240, están derruidos y en el lugar en el que deben ocupar están todas las piedras con las que podrán reconstruirlos. Así es como te lo explican y como se ve y se visita. La verdad es que no pude comprobar “in situ” que estaban todas las piedras de cada templo, así que acabé pensando que esas piedras clasificadas y ordenadas por “templos pendientes de reconstruir”…., debe ser en realidad una imagen para recordar que queda un poquito de trabajo por hacer.

Prambanan Java245 2

La visita es relajada. El espacio es muy amplio ya desde la entrada, pues te vas acercando a través de una gran avenida ajardinada al fondo de la cual destaca la silueta del templo principal, el de la diosa Shiva. Simplemente se trata de pasear admirando el conjunto de templos que hay en pie e imaginar lo que debió ser en su día con más de 240 templos construidos., la verdad es que impresiona.

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bajorelieve Prambanam

Los templos principales se visitan uno a uno, pudiendo entrar al interior de algunos de ellos. Recuerdo la admiración que me provocó la dimensión de los templos, la riqueza escultórica en la propia construcción y la gran cantidad de paneles de piedra tallados con todas las leyendas hinduistas. Admiración, además, teniendo en cuenta que es una obra ejecutada en el siglo IX.

El día siguiente estuvo dedicado a Borobudur y los pueblos de alrededor. Habíamos contratado la visita, por internet desde Barcelona, con una agencia local que tenía muy buena pinta y ofrecía tours privados con visitas casi privadas, éramos cuatro personas y con la promesa de conocer la vida real de los pueblecitos de la zona y sus habitantes.  Efectivamente todo salió perfecto.

Borobudur, a unos 30 km de Yogjakarta, es el monumento budista de mayor tamaño en el mundo. Data del siglo VIII, durante el floreciente e importantísimo reino Budista que dominó la isla durante un par de siglos. Cuando perdió su preponderancia a partir del siglo XI, el templo quedó abandonado. Parece ser que las erupciones volcánicas de muchos siglos atrás, lo dejó enterrado en cenizas y prácticamente desaparecido. Aunque siempre se había tenido noticia de que ese templo existía, no fue hasta 1.815 cuando se limpió el lugar y se destapó y a pesar de su deterioro propio de los 1.000 años transcurridos, dejaba ver su grandeza.  Se fueron alternando trabajos de mantenimiento con nuevos e importantes deterioros por erupciones volcánicas y terremotos, hasta que entre 1973 y 1983 se llevó a cabo la restauración definitiva dejándolo con el fabuloso aspecto que tiene ahora. Borobudur es el atractivo turístico más visitado de Indonesia, tanto por extranjeros como por los propios habitantes del país.

Borobudur aereo

En realidad, este monumento es una gigantesca Estupa que a su vez alberga centenares de pequeñas estupas más. Fue construida con 2 millones de bloques de piedra cuidadosamente esculpidos. Una estupa es la representación simbólica de la doctrina budista y del propio Buda, por lo que se convierte en lugar sagrado de peregrinación, oración y meditación. Reseñar que este tipo de monumento, que en cierta manera se puede considerar como un templo, no tiene interior al que se pueda acceder. Solo se visita por su parte externa, que es lo que se ve.

Tiene una estructura piramidal escalonada, cuya base es un cuadrado de 118 x 118 metros y tiene nueve pisos, los 6 primeros cuadrangulares y los 3 siguientes, circulares y está construida sobre una colina. En el centro de la última plataforma se levanta la última estupa, una bóveda que remata todo el conjunto y que representa el Nirvana, que sería el estado definitivo de perfección que libera del sufrimiento y que acabaría también con la secuencia de la reencarnación, creencia fundamental en estas religiones.

borobudur
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Por cada uno de los 4 lados, todos los pisos tienen su respectiva puerta orientada a norte, sur, este y oeste. Y a través de esas puertas están las escaleras que suben desde la base hasta la novena plataforma, que está a unos 45 m de altura. Al entrar en cada una de las plataformas cuadrangulares se recorre todo el perímetro del cuadrado, que queda como un pasillo enmarcado a lado y lado por unos 2500 paneles de piedra labrados con imágenes alegóricas de la vida budista y hasta 500 esculturas de Buda.  En las tres últimas plataformas, las circulares, hay unas 200 pequeñas estupas en forma de campana con pequeños orificios cuadrangulares y en el interior de cada una, hay una estatua de Buda. Tanto la ascensión como los recorridos perimetrales, que hay que ir haciendo en cada plataforma siempre en el sentido de las agujas del reloj, representan el camino que hay que hacer en la vida, según el budismo, para llegar al Nirvana, la perfección. Las plantas cuadrangulares representan la vida terrenal y las circulares ya representan estados superiores a lo terrenal, que se van acercando a la perfección definitiva.

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Todo el conjunto, tanto desde el punto de vista arquitectónico como desde el simbólico, es una obra de una dimensión abrumadora, máxime si pensamos que data de hace 1.200 años.

Nuestra visita fue fantástica, programada para la hora del amanecer, acompañados por Atik, la dueña de la agencia que nos organizó la visita, budista practicante que trató de explicarnos con mucho sentimiento lo que significa para ellos el recorrido ascendente por la estupa, que suelen hacer como oración, diciendo los mantras, o como meditación, en silencio.  Montse y yo, además de disfrutar del monumento y su entorno, intentamos captar algo más, aprovechando esa primera hora del día en la que había muy pocas personas, la ligera neblina que se difuminaba en el horizonte y que el lugar realmente tenía una magia y misticismo especial. Hicimos, claro, todo el recorrido completo, unos 5 km, circunvalando todas las plataformas hasta llegar arriba, a la última, donde está la estupa que culmina todo el monumento.

La bajada, ya más directa, disfrutando de las vistas que se extienden por los cuatro lados y recreándonos en todos los detalles arquitectónicos y escultóricos del monumento. Una vez abajo, también disfrutamos de la visión de conjunto que al llegar no habíamos apreciado del todo, seguramente por haber poca luz y también porque no sabíamos exactamente qué íbamos a visitar.

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El resto del día, acompañados por una pareja jovencita de canadienses y por Atik, que nos llevaba a los cuatro,  lo pasamos visitando otros pequeños templos budistas de los alrededores, admirando el paisaje del centro de la isla y conociendo pueblecitos y algunas de las actividades artesanales realizadas por sus habitantes, como fue una pequeña fábrica de Tempe, que es un producto alimentario derivado de la soja, un taller de alfarería y especialmente el taller de un artista-artesano de instrumentos musicales y marionetas, utilizados para dos de las artes escénicas más populares y preciadas en la isla, los conciertos de música de “gamelán” y las representaciones teatrales con marionetas.

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En el taller nos atendieron Budi y su mujer, los dueños, artesanos y artistas porque también ellos hacían pequeñas representaciones para el público. Nos enseñaron lo que construían, tocaron música para nosotros con los diferentes instrumentos y nos hicieron un pequeño espectáculo con marionetas. También nos intentaron enseñar a tocar diferentes instrumentos, pero claro, eso fue misión imposible. Por último, nos agasajaron con un tentempié y bebidas. Eran muy simpáticos y lo pasamos realmente bien.

Fue un gran colofón a nuestra jornada, y a los tres días que habíamos pasado en Java, que remataríamos con una típica y buenísima cena indonesia, aprovechando la fama que tenía el restaurante del hotel en el que estábamos alojados.

Al día siguiente, a media mañana, volaríamos hacia la tercera isla de nuestro viaje, quizá la más mítica de las islas indonesias, BALI…., pero eso os lo contaré en otro capítulo.

(continuará)

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Gabriel Rull, médico, con tiempo para dedicarme a mis aficiones, la montaña, los viajes, el deporte, además de a la familia y los amigos. Colaboro con Puaweb escribiendo sobre viajes y haciendo todo lo que se me pida.

4 comentarios en «INDONESIA (II), LA ISLA DE JAVA»

  • el sábado, 16 de enero de 2021 a las 8:16 pm
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    Que bien escribes y describes, Gabi!! En tus relatos de viaje das las pinceladas históricas precisas para entender lo que después describirás, creando un ambiente muy real y una atmósfera poética que trasmite paz y belleza. Esperando ya el viaje a Java. Un abrazo hasta entonces.

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    • el lunes, 18 de enero de 2021 a las 10:08 pm
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      Una vez más, Cinta, me alegro que te guste y te doy las gracias por tus comentarios. Me gusta acercar el contexto histórico y socio-cultural, creo que así se puede entender mejor el lugar que se está explicando. Así es como me gusta hacer el relato….
      Un abrazo
      ( el próximo capítulo…BALI..? )

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  • el lunes, 18 de enero de 2021 a las 10:47 am
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    Vaya descripción de vuestro periplo por Indonesia. Fantástica aproximación a aquellas gentes y culturas.
    Como no creo pueda escaparme de algún que otro viaje al lejano oriente (estoy muy presionado en casa) no me cabe duda que buscaré tu consejo.
    Un abrazo

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    • el lunes, 18 de enero de 2021 a las 10:14 pm
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      Hombre, me alegro que este capítulo no tengas que escondérselo a Adela…jaja….
      El próximo, de Bali, aún te gustará más…y a Adela.., ni te digo !
      Indonesia…, gran destino !!
      Un abrazo

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