INDONESIA (I), LOS ORANGUTANES DE BORNEO
Este relato va a tener 3 partes, siguiendo la secuencia cronológica del viaje. La primera dedicada a BORNEO (3 días), la segunda dedicada a JAVA (3 días) y la tercera dedicada a BALI y las islas GILI (6 días). Un viaje corto en número de días por lo que hubo que elegir solo media docena de cosas de las muchísimas que resultaban atractivas. Creo que lo visitado, mereció la pena.
Borneo, Java, Bali y Gili son 4 de las 17.000 islas que conforman Indonesia, de las cuales la mitad están habitadas, un país extraordinario. Descubrí preparando el viaje que es el cuarto país del mundo en número de habitantes, 265 millones. También que es un estado aconfesional, pero que es el país donde más personas profesan la religión musulmana, unos 220 millones. Y por último que es el país donde más biodiversidad existe, es decir el que tiene mayor número de especies distintas de fauna y flora.

Desde Barcelona volamos a la capital de Indonesia, Jakarta, en la isla de Java y al día siguiente nuevo vuelo a Pangkalang Bun, en Borneo, donde empezaba realmente nuestro periplo.
BORNEO, es la tercera isla más grande del mundo y pertenece a 3 países distintos. La mayor parte es la indonesia y se llama Kalimantan. Otra parte pertenece a Malasia y una pequeña zona en el norte es el Sultanato de Brunei, estado independizado de Gran Bretaña desde 1984.
Allí pasamos 3 días con un solo objetivo, el Parque Nacional Tanjung Puting, reserva de bosque tropical y manglares donde viven protegidos unos 6.000 orangutanes, el único gran primate de Asia, que ya hace tiempo está considerada una especie en peligro de extinción y del que solo quedan unos 60.000 ejemplares en Borneo y 15.000 en Sumatra, otra gran isla de Indonesia. Esta amenaza se remonta a unos 50 años atrás, pero se calcula que en los últimos 15-20 años ha disminuido la población en unos 120.000 ejemplares, motivado básicamente por la acción del hombre, que destruye el hábitat talando árboles para la industria del papel e incendiando la selva autóctona para sustituirla por nuevas plantaciones, básicamente palmeras para producir aceite de palma para la industria alimentaria y cosmética. Da mucha pena ver lo que están haciendo en Borneo, como en otros tantos lugares del mundo, en nombre del progreso, la economía del país y la mejora en general del bienestar humano. El problema, sin duda, es que se está destruyendo el planeta y en este caso, además, los orangutanes.


En el año 1971 fue fundado en el interior del Parque un Centro para la Investigación y Rehabilitación de aquellos ejemplares que después de haber sufrido percances como quedarse huérfanos, estar heridos o haberse quedado sin hábitat por grandes incendios en las zonas en que viven, tienen que ser cuidados y reintroducidos nuevamente, si se puede, a la vida salvaje. Este Centro, Camp Leakey, que visitaremos en nuestro recorrido, fue creado por el naturalista y paleoantropólogo británico Louis Leakey.
Louis Leakey nació en 1903 en Nairobi, África Oriental Británica, protectorado británico en aquella época y desde 1963 República de Kenia. Desde 1930 trabajó intentando demostrar el origen africano del género humano, cosa que consiguió en la década de los 60 con los descubrimientos de los importantísimos yacimientos de fósiles humanos en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, a los que se les concede una antigüedad de 1,8-2 millones de años.
Leakey, seguidor de la teoría de la evolución de Darwin, estaba muy interesado también en el estudio de los grandes primates, convencido de que aportaría luz sobre el comportamiento de los primeros homínidos, como los que él había descubierto que vivieron en Tanzania.
Fue el impulsor, mentor y mecenas de los proyectos liderados por tres reconocidas primatólogas que desarrollaron sus carreras en el campo del estudio y protección de los grandes primates, la inglesa Jane Goodall, con los chimpancés, en Tanzania (Parque Nacional Gombe Stream, desde 1960), la estadounidense Dian Fossey, con los gorilas, cuya biografía reflejó la película “Gorilas en la niebla”, en Ruanda ( Centro de investigación de Karisoke, fundado en 1967) y la canadiense de origen lituano Biruté Galdikas en Borneo con los orangutanes y en concreto en Camp Leakey donde desarrolla su trabajo desde su fundación en 1971 hasta la actualidad.
El Parque es una jungla y se visita navegando a través del río Sekonyer. Se contrata la aventura con una “empresa” y te entregas a ellos para que te muevan por el río durante tres días. Pasaremos 2 noches en un “hotel” muy especial, un KLOTOK, que es una pequeña embarcación de madera de 2 pisos y unos 10 m de eslora donde haremos nuestro particular “crucero”. Particular porque en el piso de arriba, en la cubierta, que es donde van los pasajeros, solo iremos Montse y yo y abajo, el capitán, una cocinera y un guía que nos acompañará por la selva, cada vez que bajemos del barquito. Decir, por otra parte, que esto funciona así y estos barcos suelen ser para 2 o 4 personas.
El plan es remontar el río e ir haciendo paradas en las estaciones de alimentación de los orangutanes a donde acuden muchos de ellos. Se sigue navegando río arriba hasta que va cayendo la noche, se para, se cena y se duerme en un cómodo y grueso colchón de espuma con sábanas y una gran mosquitera que lo envuelve todo. Al día siguiente se sigue navegando, se hace una parada a media mañana y a mediodía se llega a Camp Leakey, donde se hace la parada principal y además de la plataforma de alimentación se visita una especie de oficina de información/museo en el que hay explicaciones sobre las actividades, tanto científicas como de ayuda a los orangutanes que se realizan en el Centro. Después el mismo camino río abajo hasta la hora de cenar y otra vez a dormir.


Es difícil describir la experiencia de estos 3 días, porque en realidad es una vivencia y cuesta trabajo trasmitir las sensaciones y las emociones.
Recuerdo la simpatía y hospitalidad de las personas que nos llevaron. Recuerdo los diluvios torrenciales que cayeron cada una de las tardes que pasamos en el barco, aunque no hay problema porque el clima es tropical y solo tienes sensación de calor y ellos iban preparadísimos y tenían unos toldos que desplegaban a babor y estribor para que no nos entrara el agua. Recuerdo los ágapes, desayuno, comida y cena, todo buenísimo, bien presentado, bien servido, pero no sabíamos qué comíamos. Recuerdo los ratos fantásticos sentados en la zona de proa, avanzando por el río estrecho, marrón chocolate, enmarcado a lado y lado por sendas murallas impenetrables de vegetación. Recuerdo las dos noches durmiendo en nuestro magnífico colchón, en el suelo, con la mosquitera y el fresquito de la noche y todos los ruidos de la selva a tu alrededor.


Recuerdo haber visto cocodrilos y monos narigudos, una endemia de Borneo y recuerdo la segunda noche que buscaban un sitio especial en el río, para que tuviéramos una cena romántica y lo encontraron porque sabían dónde estaba, claro, pero nosotros no veíamos nada especial hasta que empezó a oscurecer y vimos que lo que había era una especie de colonia de luciérnagas y estuvimos cenando acompañados por los sonidos de la selva y las lucecillas de las luciérnagas.

Pero claro, hay un recuerdo que sobresale por encima de todos y que justifica ir a Borneo solo para eso, que es disfrutar viendo a los orangutanes en su hábitat natural. Bueno, disfrutar y también quedarse impresionado para siempre por la profundidad de su mirada. Te miran, sin moverse, solo te miran y al menos a mí no se me ha olvidado esa mirada. Como si fueran personas.
El lugar al que íbamos a verlos, son unas plataformas grandes, de madera, elevadas del suelo como un metro, que es donde les ponen la comida, básicamente plátanos y cuencos con leche y durante un buen rato, dos horas, van acudiendo a comer.
Son animales muy silenciosos y tranquilos, de movimientos pausados, no corren, ni gritan, ni se pelean como otros tipos de primates. Algunos llegaban andando, pero la mayoría aparecían por las copas de los árboles, que es donde viven, dejándose ir por las ramas, de árbol en árbol, hasta llegar a la plataforma. En la plataforma solían comer a la vez de 3 a 5 individuos y hasta que estos no acababan y se iban yendo, no entraban otros. Esto solo tenía una excepción, la aparición de machos dominantes, en cuyo caso nadie subía a la plataforma. Tuvimos la gran suerte de ver al alfa de la zona.


También recuerdo especialmente las crías, que son los animales que más dependencia tienen de su madre, pasando los 4-5 primeros años de vida colgados de ella, agarrados con las manos y los pies. A partir del cuarto, quinto año, ponen los pies en el suelo y mantienen el contacto con la madre agarrándose con una mano y eso dura hasta los 6-7 años, en que empiezan a soltarse y adquieren la autonomía absoluta. Aunque a partir del primer/segundo año empiezan a comer algunos alimentos sólidos, son amamantados hasta los 5-6 años.

Los orangutanes del Parque Tanjung Puting son mucho más que una atracción turística. La forma de hacer las visitas mediante estos “cruceros fluviales” de tres días con solo 2-4 personas por barco y el ritmo al que se desarrolla el recorrido y las visitas hacen que sea una experiencia placentera, totalmente aconsejable. Además de eso, es encomiable ver la labor de protección y ayuda que muchas personas hacen hacia los orangutanes
Y después de haber pasado tres días de aislamiento en la selva con los orangutanes, ahora nos toca cambiar de isla, nos vamos a Java, la isla más poblada del mundo con 160 millones de habitantes y os lo contaré en otro capítulo. No os lo perdáis…
(continuará)
(aquí os dejo un par de enlaces de Youtube para ilustrar mejor el relato )
- LAGO DI COMO: LA BELLEZA DEL PASADO - sábado, 21 de mayo de 2022
- CADIZ: LA LUZ DEL ATLÁNTICO - sábado, 23 de abril de 2022
- SUPERVIVIENTES - sábado, 2 de abril de 2022
¡Impresionante Gabi! Gracias por este rato en el que he aprendido cosas que desconocía y disfrutado muchísimo en Borneo. Lo describes tan bien que me parece que voy en el barco oyendo los ruidos de la jungla y que he visto a los orangutanes. Una delicia. Esperando ya el viaje a Java.
Que bien Cinta ! Me alegro que te haya gustado y te haya hecho pasar un ratito agradable pensando en Borneo y en los orangutanes…., bueno y si has tenido sensación de ir en el barco, entonces eso es “realidad virtual”…, jajaja…..Te animo a ir, seguro que si el relato te ha gustado, la experiencia nunca la olvidarías !
Un abrazo
Gabi!! Pero que bien escribes y describe! Y qué envidia de viaje! Gracias x ilustrar nos sobre los orangutanes y el trabajo de muchas personas para conseguir que no se extingan. Impaciente por el próximo capítulo! Avisanos! ?
Hola MAIKEN. Me alegro mucho que te haya gustado. Lo escribo con ilusión y ganas de despertar en quien lo lea el deseo de ir a conocer lo que yo ya he visto. Te lo recomiendo
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.
¡Fantástico Gabi! Magnifica la selección de detalles sociales, étnicos, religiosos, etc… de la zona y aun mejores o más estimulantes (¡que ganas de conocerlo!) tus propias descripciones, tu relato de la travesía. ¡Es como haber estado! Me queda una inmensa curiosidad por sentir esa mirada tan de “tu a tu”, tan “humana” del orangutan que relatas de una forma magistral.
¡Gracias correcaminos!
Gracias Pere. La verdad es que fue un viaje inolvidable e intento trasmitirlo como lo recuerdo y me encanta pensar que de verdad su lectura despierte ganas de ir a conocer el lugar….O sea que a ver si se pasa esta desgracia que nos tiene a todos “en casa” y volvemos a lanzarnos pasaporte en mano a seguir conociendo mundo.
Un abrazo
Muy mono el viaje Gabo…
Magnífica descripción e interesantísimas las referencias científico-culturales que haces. Yo estaba preocupado por la comida y el colchóndel crucero, pero con las precisiones que has dado, casi me convences.
Voy a intentar que a Adela le pase despercibido el artículo, puesto que de lo cotrario…..
Un abrazo amigo
Que bueno Manel….., me haces que os imagine a Adela y tí en el barquito, sin saber lo que se come y tiradillos en el colchón…..jajaja. Sé que haces la broma y que por supuesto, si quisierais, seríais capaces de hacerlo, pero te voy a decir una cosa muy en serio, al recordar esos 3 días en ese barquillo por el río de la Jungla, Montse y yo solos con 3 personas cuidando de nosotros….., solo se me ocurre un concepto para definirlo: un LUJO…….., igual así la convences?
Un abrazo
¡Qué maravilla Gabi! Nos presentas un viaje que yo no me había planteado ni en sueños y consigues que tenga la sensación de haber estado con vosotros en ese precioso barquito y, sobre todo, con los orangutanes, mirándoles a los ojos y, casi, cogiéndoles de la mano. Esta sección me hace darme cuenta de todo el mundo que me queda por ver.
Pues sí Maite, seguro que a todos nos queda mucho mundo por ver y es verdad que hay muchísimos viajes que no te planteas….., a mí me pasó exactamente eso con este viaje, Mi primera idea de viaje fue Bali y a partir de ahí descubrí Borneo y los viajes en Klotok para ver los orangutanes…., no tenía ni idea !
Así que a hacer una lista…..y este te lo recomiendo !
Gracias por tus comentarios y un abrazo.
Molt interessant aquesta crònica i moltes ganes d’anar-hi. La veritat és que el que est`apassant als boscos de Borneo i a l’Amazonia fan tenir un ànim molt pessimista sobre la capacitat de l’espècie humana d’habitar el planeta sense destruir-lo. La gent hauria de viatjar per tenir consciència mediambiental. Ja estic esperant la segona part.
Sí Lluís, així es, s’están carregant el Planeta….i sembla que es un procés aparenment irreversible. Desde fa decades la deforestació més important es a Brasil e Indonesia. A Borneo, a més, s’está extingin l’orangutan……, una pena. Per aixó també em semblem interesants les referencies i explicacions relatives a aquestas organitzacions que lluiten pel mediambient i per la protecció dels animals. Es la única esperança.
T’agraexo el comentari. Una abraçada
Amigo Gabi, gran viaje.
Sabes que compartimos este tipo de aventuras por el mundo. Una zona que espero algún día poder conocer y entre cafés, mano a mano, comentar esa experiencia.
Un abrazo.
Por supuesto Pere, una gran sugerencia esa de compartir experiencias viajeras charlando tranquilamente ante un café o unas cervezas. Espero que cumplas esos deseos de conocer Indonesia…., es una apuesta segura. Te encantará.
Un abrazo