EL JOVEN VELÁZQUEZ

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Figura de la entrada: Vieja friendo huevos. Diego Velázquez, 1618. Óleo sobre lienzo, 100 x 120 cm. Scottish National Gallery.

CONCURS CERCANT L’ART (juliol):
Autor: Diego Velázquez (Sevilla 1599, Madrid 1660)
LocalizaciónNational Gallery. Londres.
Título: Cristo en casa de Marta y Maria.
Acertantes (por orden alfabético): Maite, Pepe, Pere R i Pere Sánchez.

COMENTARIO

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez pintó el cuadro Cristo en casa de Marta y María en 1618, cuando contaba tan solo 19 años, recién aprobado el examen de maestro pintor, ya casado y en vísperas de su primera paternidad.   

Había nacido Sevilla en junio de 1599 en una familia modesta con aspiraciones de hidalguía, siendo el primogénito de ocho hermanos. Su padre, de ascendencia portuguesa, era notario eclesiástico y su madre hija de un calcetero (oficio encargado de la fabricación y reparación las calzas de paño, seda u otra tela, prenda de difícil elaboración ya que debía quedar ceñida a las piernas y de ahí su elevado precio). Siguiendo una costumbre extendida en la Andalucía de su tiempo, adoptó el apellido materno, aunque firmaría algún cuadro como Diego de Silva y Velázquez.

Sevilla era la ciudad más rica, poblada y cosmopolita de la España de esa época. Disponía del monopolio del comercio con América y tenía una importante colonia de comerciantes flamencos e italianos. También era una importante sede eclesiástica y, dado que de la Iglesia partía la mayor parte de encargos pictóricos, disponía de grandes pintores.  

Pronto afloró el talento de Diego para la pintura y en 1610 ingresó como aprendiz en el taller de Francisco Pacheco, un artista mediocre, pero culto y vinculado a los ambientes eclesiásticos e intelectuales sevillanos, que supo admirar tempranamente la habilidad de Velázquez.

Terminado el periodo de aprendizaje, el 14 de marzo de 1617 aprobó, ante Juan de Uceda y Francisco Pacheco, el examen que le permitía incorporarse al gremio de pintores de Sevilla.  Con ello recibió licencia para ejercer como “maestro de imaginería y al óleo” en todo el reino, tener tienda pública y contratar aprendices. La escasa documentación conservada de su etapa sevillana, relativa casi exclusivamente a asuntos familiares y transacciones, nos permite conocer que gozaba de cierta holgura económica.

En esa época eran frecuentes los matrimonios entre miembros del gremio de pintores, formando una red de intereses para facilitar trabajos y encargos. Así es que el 23/04/1618, antes de cumplir los 19 años, Velázquez se casó con Juana Pacheco, la hija de 15 años de su maestro. La pareja tuvo dos niñas, Francisca e Ignacia, nacidas en 1619 y 1621, respectivamente.

Su calidad como pintor y capacidad de innovación se manifestaron ya en sus primeras obras, realizadas con 18 ó 19 años, muchas de ellas bodegones, género de procedencia flamenca que triunfaría en el siglo XVII.

Bodegones con figuras como El almuerzo, Vieja friendo huevos o El aguador de Sevilla, de asunto y técnica totalmente novedosos en la Sevilla de su tiempo, son ejemplos de su precoz maestría y ponen de manifiesto su interés por dominar la imitación del natural, consiguiendo la representación del relieve y de las calidades mediante una técnica de claroscuro que recuerda al naturalismo de Caravaggio, aunque no es probable que conociera entonces ninguna obra del pintor italiano.  En estas composiciones una luz intensa destaca las figuras, objetos y superficies sobre un fondo oscuro y la totalidad del lienzo está recubierta por un color espeso, incrementando su intensidad.   

El aguador de Sevilla por Diego Velázquez
El aguador. Diego Velázquez, 1620. Óleo, 106 x 81 cm. Aspley House Collection. Londres.

El Aguador es una muestra de la maestría del joven Velázquez. Su dominio de la técnica del claroscuro resalta al aguador dispuesto a servir a un muchacho con gesto displicente, mientras en el fondo se vislumbra una tercera figura que contempla la escena. La luz resalta el relieve de la cerámica de las jarras en la que se ve resbalar gotas de agua, la magnífica expresión de los personajes y el brillo de la copa sobre el ropaje negro del muchacho.

En contraposición al gusto de Velázquez por los bodegones, la clientela sevillana, mayoritariamente eclesiástica, demandaba temas religiosos, cuadros de devoción y retratos, y el joven Velázquez se volcó en encargos de este tipo como La Inmaculada Concepción, el San Juan en Patmos, o La adoración de los Magos, todos ellos de acusado sentido volumétrico y un gusto exquisito por las texturas de los materiales. Se estima que en La adoración de los Magos los modelos fueron miembros de su familia: el Niño Jesús sería su hija Francisca,La Virgen su esposa Juana, Melchor su suegro y Gaspar él mismo. 

Velázquez Adoración de los Reyes Museo del Prado 1619
La adoración de los magos. Diego Velázquez, 1619. Óleo, 203 x 125 cm. Museo del Prado.
Madre Jerónima de la Fuente by Diego Velázquez
Sor Juana de la Cruz. Diego Velázquez, 1620. Óleo, 160 x 110 cm. Museo del Prado.

Velázquez también demostró tempranamente su gran capacidad para el retrato, llegando  al fondo de sus personajes y trasmitiendo su temperamento y fuerza interior, como se puede constatar en el lienzo Sor Juana de la Cruz, una monja que partió con 70 años de Sevilla a Filipinas para fundar un convento. 

Aún siendo tan joven, Velázquez tuvo una gran influencia en los pintores sevillanos contemporáneos, existiendo gran cantidad de copias e imitaciones. De esta primera época como pintor se conservan veinte cuadros y nueve de ellos pueden considerarse bodegones. 

En el cuadro Cristo en casa de Marta y María, Velázquez, de manera novedosa, aborda el tema religioso incrustado en un bodegón profano, mostrándolo en un segundo plano y dando el protagonismo a figuras anónimas y objetos cotidianos. El naturalismo es tal que nos introduce en una cocina sevillana de su tiempo y nos muestra una escena cotidiana con un motivo religioso al margen.

Juliol 1
Cristo en casa de Marta y María. Diego Velázquez, 1618. Óleo, 60 x 103 cm. National Gallery. Londres.

En primer término aparece una joven trabajando en la cocina con un almirez. En la mesa hay dos platos de barro, uno con huevos y otro con cuatro pescados crudos, una jarra, una guindilla y algunos ajos, lo cual apunta a que la muchacha estaba pronta a preparar un pescado marinado, método habitual en esa época para su conservación. Una fuerte luz, magistralmente dirigida, acentúa los volúmenes y destaca estos objetos sencillos.

A la espalda de la muchacha, una anciana le está advirtiendo algo con su dedo de índice; puede que le amoneste, le esté dando instrucciones o que señale el recuadro superior izquierdo que da título al lienzo en el que aparece Jesús con las dos hermanas . No queda claro si la ilustración evangélica es un cuadro dentro del cuadro, o es lo que se ve a través de una ventana o un espejo, pero en cualquier caso dota de valor trascendente a la composición. 

La mulata by Diego Velázquez

Este recurso de la duplicidad espacial y la composición invertida, Velázquez  lo empleó también en La cena de Emaús, cuadro conocido como La mulata (1618; óleo sobre lienzo, 55 x 118 cm; Museo del Prado)

Velázquez sin duda fue una persona observadora y detallista, interesada por todo y todos, capaz de captar tanto los pequeños detalles de objetos cotidianos y personas sin historia como el lujo y la elegancia de la Corte, y lo que es más importante, plasmarlo en el lienzo como pocos, si hay alguno, lo hayan conseguido. Su éxito fue fulgurante. A los 24 años abandonó su Sevilla natal para instalarse en Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cinco años más tarde pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte que ostentaría hasta su muerte.

Para finalizar, aunque después de hablar de Velázquez resulte prosaico y excusándome en el interés del gran pintor por lo sencillo, os confieso que la guindilla que aparece en primer término de Cristo en casa de Marta y María, me despertó la curiosidad por el mundo de los pimientos.

Realmente los pimientos son un mundo por varios motivos: empezando por la distintas variedades y la diversa denominación en los países de habla hispana, siguiendo porque fue traído del Nuevo Mundo y al ser de fácil cultivo se extendió rápidamente por diversas áreas geográficas, por no hablar de su amplia presencia en las recetas culinarias de los cinco continentes.

Y sin embargo, cuando algo no nos importa decimos “me importa un pimiento”. ¿A qué viene esto, cuando prescindir de ellos en la cocina sería una penitencia?  ¿Qué sería del bacalao al pil-pil sin la guindilla, por ejemplo?…

Al buscar de donde proviene esta frase veo que no iba tan desencaminada al pretender profundizar en el mundo de los pimientos hablando de pintura, porque en ella está el origen de esta frase despectiva; si, si, en la pintura, y más concretamente en los bodegones.   

Resulta que con la explosión de este género pictórico en el siglo XVII, los artistas buscaban cada vez más el virtuosismo en cada una de sus telas, no sólo en la composición de sus imágenes sino en la recreación de todas y cada una de las texturas de los objetos representados. Es por este motivo que los pintores adoraban las granadas, los limones y todo fruto cuya superficie fuera un desafío a la hora de ser reflejada fielmente. Una de las verduras que no gozó de esta fortuna fue el pimiento, a pesar de ser una gran novedad en Europa después de su importación desde América. La superficie del pimiento, tersa, brillante y casi por completo monocroma, no ofrecía ningún atractivo a los pintores de bodegones, que rara vez lo incluyeron en sus cuadros. Por eso, en este gremio comenzó a utilizarse la expresión «me importa un pimiento» por la «inutilidad» de la verdura para sus creaciones. Curiosamente, la frase se ha ido transmitiendo hasta nosotros, aunque no pintemos nada, dicho en sentido estricto. ¡Ya veis, una piel tersa puede jugarte una mala pasada!

Cinta
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Cinta

Neuròloga amb desig de gaudir i d'aprendre amb i dels amics.

4 comentarios en «EL JOVEN VELÁZQUEZ»

  • el domingo, 18 de septiembre de 2022 a las 1:16 pm
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    Què bona, Cinta!! Com m’ha agradat el teu article. Un luxe d’erudició. Quin viatge tan fantàstic, no tan sols en la descripció pictòrica de Velazquez, sinó en els seus detalls biogràfics i de context històric. Però si tot això ja hagués estat suficient en aquesta breu i completa lliçó, només m’ha faltat el detall sobre guindilles i pebrots. Una meravella.
    Sres, srs, rien ne va plus!!

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  • el jueves, 22 de septiembre de 2022 a las 8:10 pm
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    Amiga Cinta, una vegada més ha estat un plaer llegir-te.👏
    L’art és com un sutil vel que t’acarona i et provoca a viure intensament les diferents emocions, al mateix temps que t’instrueix, o al revés.
    Autèntica simbiosi entre l’aprenentatge racional i les vivències emocionals.
    Lo del”pimiento”, tot una simpàtica troballa, una agradable curiositat.
    Aprofundir en aquests petits detalls, contribueix a finaltzar la teva lectura amb un somriure al llavis.
    Una abraçada.😘

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  • el domingo, 25 de septiembre de 2022 a las 8:55 am
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    Un article molt complet i una aproximación a Velázquez molt “social”. Acostumem a donar el títol de pintor del poble a Goya perquè quan parlem de Velázquez l’associem al pintor de la Cort i de l’Esglesia, en canvi tú has escollit obres més populars . M’ha agradat molt.

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  • el martes, 27 de septiembre de 2022 a las 8:09 pm
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    Eres una máquina!!!
    Diversión, entretenimiento, cultura, arte, enseñanzas…quién da más.
    Me lo paso bomba con esta sección y mi torpe cultura siempre encuentra argumentos nuevos.
    Siempre encuentras un aspecto sorprendente e inédito para mí.
    muchísimas gracias.

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