BENDITA CALÇOTADA
Para los muy cazurros o poco enterados, es casi lo mismo, aclaro que titular “bendita calçotada” es un ingeniosísimo juego de palabras.
Comimos los cebollinos tras un paseo monástico. El dato es relevante porque induce a presuponer, en toda mente bien pensante, que algo tocados por la santidad deberíamos haber salido tras la visita cisterciense. Sin embargo, poco o nada puede hacer la santidad con este grupo de desalmados, tal y como relataré concienzudamente en las siguientes líneas.
Aclaro el titular también para mis centenares de miles de lectores chinos que a veces los vuelvo locos con mi florido léxico y me llaman por videoconferencia con un amarillo más subido que un lazo de la Borrás (Bollás, en chino), sin entender un cebollino.
Los quiero mucho, pero son muy suyos.
Para el resto de los millones de lectores que me seguís, alguno de los cuales todavía no lo entiendo porque sale semana sí y semana también más escaldado que un gato, intentaré bucear en la niebla que invade ese recuerdo perturbado por un vino imbebible que no salvó ni el litro de gaseosa que me pasó Manel y me pudo haber provocado más alucinaciones que de costumbre.
Ya me perdonaréis … o no.
Me he prometido no mencionar al descerebrado que se atrevió a retocar mi última crónica del grupo. Si hay un Dios, de lo cual no tengo dudas, es más que probable que en estos momentos tenga un demoníaco rabo envuelto en los calzoncillos.
Un tema no poco trascendente y que todavía hoy me obliga a tomar optalidones a saco debo mencionar .
Para la organización del evento había que rellenar encuestas a punta pala, de esas “Sí/No” afortunadamente. Yo desde el examen de microbiología no recuerdo nada igual y por suerte no había aquello de “Todas son correctas”/ “Ninguna es correcta” de fatídico recuerdo y frenopático asegurado.
Tuve un momento de obnubilación en que no sabía si yo era el guía, si los calçots se comían en el monasterio o si teníamos que ir a pie desde Poblet. Esto último me extrañaba porque alguno ni con oxígeno llega.
También es cierto que la organización tenía miga. Unos que si monasterio con guía, otros comida sin un mañana, otros sin guía ni visita.
La cuestión es que yo tenía ya un mal presagio y luego pasa lo que pasa.
Manolo y M. Ángeles aterrizaron en…Poblet!!!
Debieron salir de madrugada para coger sitio, porque aun así fueron los primeros en llegar a Santes Creus.
No puedo criticar la puntualidad general porque fue totalmente exquisita, tal como había solicitado reiteradamente Pere en sus múltiples mensajes de buen organizador y bronca asegurada.
Él sin embargo llegó una hora tarde, sin darle mayor importancia porque se supone que va con la hora canaria y se olvidó mencionar el dato, algo natural si te van volviendo loco.
Esto seguro se lo ha contagiado Begoña a la que por cierto echamos mucho de menos, igual que a Cinta, Rosana, Miguel, Mercedes y Juanjo.
La verdad es que, sin Ramón, necesitamos alguna alma buena como la de Begoña que nos dignifique y santifique aunque sea desde África.
Lo más interesante de la visita fue el guía.
Santes Creus es espectacular, pero encontrar un personaje como Kevin es un hallazgo.
Imagino que su madre tuvo un apretón sexual en medio de la película “Bailando con lobos”.
Suerte que los lectores de la Púaweb estábamos muy empollados gracias a la inigualable Cinta y su excelente artículo sobre el asunto monástico y teníamos bastante claro de que iba la historia.
No tanto como para deshacer el lío ese de si Pere II o III era el metido en la bañera. Para eso estaba Pedro al quite.
El pobre Kevin no sabía qué causa había finiquitado al rey Pere (así a secas y sin el número de los huevos que me tiene loco). Nosotros sí, gracias a nuestra querida amiga ausente.
Al parecer todo el interés de la concurrencia se centró en el corte de piernas que le practicaron para meterlo en el féretro prefabricado.
En España eso pasa incluso hoy en día con barcos y trenes que primero los fabricas y luego no pasa por el túnel.
Pues nada, le cortamos las piernas y para dentro.
Seguro que ya tenían funcionarios geniales.
El grupo parecía una tertulia de Telecinco.
Kevin babeaba al explicarlo, era el único dato que tenía claro clarinete.


Maite, dando calidad al grupo, a falta de la añorada presencia que se nos quedó en Santander, lo cosió sin piedad a preguntas.
El tío cada vez más pálido. Una pregunta más y presenta la dimisión, fijo.

Por lo demás un frío de cojones. De manos y pies también, que no reaccionaron hasta que nos metimos el primer calçot.
Una vez concluida la surrealista visita, dejamos a Kevin recuperándose como pudo y nosotros dejamos un lugar ciertamente espectacular que personalmente no conocía (imperdonable) y agradezco mucho a Pere la organización y la oportunidad que me ha concedido.

A todas estas, los que pasaban de cultura y no saben lo que se perdieron, ya estaban esperando.
Max con nuestro querido Hugo, imprescindible ya en cualquier encuentro. Oh, sorpresa aparecieron Marián y Pere V. que son más inconstantes que el Guadiana y nos dejan perennemente con abrazos interruptus.
Igual los sacó Max del metaverso, pero muchísimas gracias por venir, un gustazo volveros a ver.
Sin más contratiempo que un atasco por la compra de quesos y butifarras de los huevos, con más hambre que Carpanta y unas tripas resonando (esto ya es un clásico en mis crónicas), llegamos al restaurante cercano.
Primero los calçots que es a lo que íbamos y sin ellos el título de este artículo sería un fiasco.
Francamente buenos, la salsa también a decir de varios.

Para mí el tinglado este lo montó un cachondo con ganas de burlarse del personal.
Es denigrante, babero indecoroso, manos de carbonero (alguien reclamó guantes), “regalimando” salsa, el porrón que te tiras por encima y, como es bien sabido, sólo se come con las manos el marisco … ya me contarás.
Más o menos limpios, pasamos al comedor, amplio y para nosotros solos.


El mencionado vinagre que nos pusieron a modo de bebida anestesió mis papilas gustativas y no pude distinguir muy bien lo que iba cayendo en el plato.
Hay quien dice que el cordero tenía más lana que un jersey de cachemire y algo durilla estaba, pero entre ja,ja,ja para abajo que te tiro.
Los del restaurante está claro que NO leen About Us , no están entre mis millones de lectores. A quién se le ocurre acompañar la carne con alcachofas y … judías … con los pedos que dan.
Yo porque volvía con Ana y ya nos los conocemos, pero otros coches celebraron Carnaval con traca.
El inquebrantable Max, es tan bueno que me da un poco de rabia, pudo por fin dar salida a la Puaweb solidaria y estoy seguro nos dará buenas oportunidades y ese punto legal tan necesario.
Gracias Max.
Siempre hay un maldito final, incluso para esta maravillosa crónica.
Abrazos, besos sin lengua, apretujones descarados … nostalgia ya.
Un exitazo.
Muchísimas gracias Pere.
Bendita crónica! Aunque apenada de no haberlo compartido, me he reído muchísimo con la narración del encuentro y me consuela el conocer los detalles. Pepe, tienes una cabeza privilegiada y una chispa inagotable.
Por cierto, el lío organizado por si el que está enterrado en el mausoleo de Santes Creus es Pedro II o Pedro III se debe a que Pedro I (1068-1104, contemporáneo del Cid) solo fue rey de Aragón y Pamplona. El primer Pedro que fue a la vez rey de Aragón y Conde de Barcelona fue Pedro II (1178-1213) . Por eso Pedro III (1240-1285) fue el segundo Pere conde de Barcelona y el tercer Pere rey de Aragón.
Muchas gracias por regalarnos tanto ingenio. Un abrazo.